Marcos 14:17-42 NVI

Marcos 14:17-42

Al anochecer, llegó Jesús con los doce. Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo:

—Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.

Ellos se pusieron tristes y uno tras otro empezaron a preguntarle:

—¿Acaso seré yo?

—Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato. El Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles:

—Tomen; esto es mi cuerpo.

Después tomó una copa, dio gracias, se la pasó a ellos y todos bebieron de ella.

—Esto es mi sangre del pacto14:24 del pacto. Var. del nuevo pacto (véase Lc 22:20). que es derramada por muchos —dijo—. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.

Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.

Jesús predice la negación de Pedro

14:27-31Mt 26:31-35

—Todos ustedes me abandonarán —dijo Jesús—, porque está escrito:

»“Heriré al pastor

y se dispersarán las ovejas”.14:27 Zac 13:7.

Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea.

—Aunque todos te abandonen, yo no —declaró Pedro.

—Te aseguro —le contestó Jesús— que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez,14:30 Var. no incluye: por segunda vez. me negarás tres veces.

—Aunque tenga que morir contigo —insistió Pedro con vehemencia—, jamás te negaré.

Y los demás dijeron lo mismo.

Getsemaní

14:32-42Mt 26:36-46; Lc 22:40-46

Fueron a un lugar llamado Getsemaní y Jesús dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro». Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir temor y angustia. «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos».

Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora. Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo;14:36 No … amargo. Lit. Quita de mí esta copa. pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».

Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora? Permanezcan despiertos y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».

Una vez más se retiró e hizo la misma oración. Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle. Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!».

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