Romanos 2:17-29, Romanos 3:1-8 NVI

Romanos 2:17-29

Los judíos y la Ley

Ahora bien, tú que llevas el nombre de judío, que dependes de la Ley y te jactas de tu relación con Dios; que conoces su voluntad y sabes discernir lo que es mejor porque eres instruido por la Ley; que estás convencido de ser guía de los ciegos y luz de los que están en la oscuridad, instructor de los ignorantes, maestro de los sencillos, pues tienes en la Ley la esencia misma del conocimiento y de la verdad; en fin, tú que enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas contra el robo, ¿robas? Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? Tú que aborreces a los ídolos, ¿robas de sus templos? Tú que te jactas de la Ley, ¿deshonras a Dios quebrantando la Ley? Así está escrito: «Por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los no judíos».2:24 Is 52:5; Ez 36:22.

La circuncisión tiene valor si observas la Ley; pero si la quebrantas, vienes a ser como un incircunciso. Por lo tanto, si los no judíos cumplen2:26 si … cumplen. Lit. si la incircuncisión guarda. los requisitos de la Ley, ¿no se les considerará como si estuvieran circuncidados? El que no está físicamente circuncidado, pero obedece la Ley, te condenará a ti que, a pesar de tener el mandamiento escrito2:27 el mandamiento escrito. Lit. la letra; también en v. 29. y la circuncisión, quebrantas la Ley.

Lo exterior no hace a nadie judío ni consiste la circuncisión en una señal en el cuerpo. El verdadero judío lo es interiormente; y la circuncisión es la del corazón, la que realiza el Espíritu, no el mandamiento escrito. Al que es judío así, lo alaba Dios y no la gente.

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Romanos 3:1-8

Fidelidad de Dios

Entonces, ¿qué se gana con ser judío o qué valor tiene la circuncisión? Mucho, desde cualquier punto de vista. En primer lugar, a los judíos se les confiaron las palabras mismas de Dios.

Pero entonces, si a algunos no creyeron, ¿acaso su incredulidad anula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso. Así está escrito:

«Por eso, eres justo en tu sentencia,

y triunfarás cuando te juzguen».3:4 Sal 51:4.

Pero si nuestra injusticia pone de relieve la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Que Dios es injusto al descargar sobre nosotros su ira? (Hablo en términos humanos). ¡De ninguna manera! Si así fuera, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo? Alguien podría objetar: «Si mi mentira destaca la verdad de Dios y así aumenta su gloria, ¿por qué todavía se me juzga como pecador? ¿Por qué no decir: Hagamos lo malo para que venga lo bueno?». Así nos calumnian algunos, asegurando que eso es lo que enseñamos. ¡Pero bien merecida se tienen la condenación!

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