Salmo 69:13-28
Pero yo, Señor, elevo a ti una oración
en el tiempo de tu buena voluntad.
Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme;
por tu fidelidad, sálvame.
Sácame del lodo;
no permitas que me hunda.
Líbrame de los que me odian
y de las aguas profundas.
No dejes que me arrastre la corriente;
no permitas que me trague el abismo
ni que el foso cierre sus fauces sobre mí.
Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu gran amor;
por tu inmensa misericordia, vuélvete hacia mí.
No escondas tu rostro de este siervo tuyo;
respóndeme pronto, que estoy angustiado.
Ven a mi lado y rescátame;
redímeme, por causa de mis enemigos.
Tú bien sabes cómo me insultan,
me avergüenzan y denigran;
sabes quiénes son mis adversarios.
Los insultos me han destrozado el corazón;
para mí ya no hay remedio.
Esperé compasión y no la hubo;
busqué consuelo y no lo hallé.
En mi comida pusieron hiel;
para calmar mi sed me dieron vinagre.
Que se conviertan en trampa sus banquetes
y su prosperidad, en lazo.
Que se les nublen los ojos para que no vean
y que se encorven sus espaldas para siempre.
Descarga tu furia sobre ellos;
que tu ardiente ira los alcance.
Que su campamento quede desierto
y que nadie habite sus tiendas de campaña.
Pues al que has afligido lo persiguen
y se burlan del dolor del que has herido.
Añade a sus pecados más pecados;
no los hagas partícipes de tu salvación.
Que sean borrados del libro de la vida;
que no queden inscritos con los justos.