Números 7:66-89, Números 8:1-26, Números 9:1-14 NVI

Números 7:66-89

La ofrenda de Dan

El décimo día le tocó presentar su ofrenda a Ajiezer, hijo de Amisaday, jefe de la tribu de Dan.

Para la ofrenda de cereal presentó un plato de plata y un tazón de plata, llenos de harina refinada amasada con aceite.

Según el peso oficial del santuario, el plato pesaba ciento treinta siclos y el tazón pesaba setenta siclos.

También presentó una bandeja de oro de diez siclos, llena de incienso.

Para el holocausto presentó un ternero, un carnero y un cordero de un año.

Para el sacrificio por el perdón de pecados presentó un macho cabrío.

Para el sacrificio de comunión presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.

Esta fue la ofrenda de Ajiezer, hijo de Amisaday.

La ofrenda de Aser

El undécimo día le tocó presentar su ofrenda a Paguiel, hijo de Ocrán, jefe de la tribu de Aser.

Para la ofrenda de cereal presentó un plato de plata y un tazón de plata, llenos de harina refinada amasada con aceite.

Según el peso oficial del santuario, el plato ciento treinta siclos y el tazón pesaba setenta siclos.

También presentó una bandeja de oro de diez siclos, llena de incienso.

Para el holocausto presentó un ternero, un carnero y un cordero de un año.

Para el sacrificio por el perdón de pecados presentó un macho cabrío.

Para el sacrificio de comunión presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.

Esta fue la ofrenda de Paguiel, hijo de Ocrán.

La ofrenda de Neftalí

El duodécimo día le tocó presentar su ofrenda a Ajirá, hijo de Enán, jefe de la tribu de Neftalí.

Para la ofrenda de cereal presentó un plato de plata y un tazón de plata, llenos de harina refinada amasada con aceite.

Según el peso oficial del santuario, el plato pesaba ciento treinta siclos y el tazón pesaba setenta siclos.

También presentó una bandeja de oro de diez siclos, llena de incienso.

Para el holocausto presentó un ternero, un carnero y un cordero de un año.

Para el sacrificio por el perdón de pecados presentó un macho cabrío.

Para el sacrificio de comunión presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.

Esta fue la ofrenda de Ajirá, hijo de Enán.

Conclusión

Las ofrendas de dedicación que los jefes de Israel presentaron cuando se consagró el altar fueron las siguientes:

doce fuentes de plata, doce tazones de plata y doce bandejas de oro. Cada plato de plata pesaba ciento treinta siclos, y el tazón pesaba setenta siclos. El peso total de los objetos de plata llegaba a dos mil cuatrocientos siclos,7:85 Es decir, aprox. 28 kg. según el peso oficial7:85 el peso oficial. Lit. el siclo; también en v. 86. del santuario. Las doce bandejas de oro llenas de incienso pesaban diez siclos cada una, según el peso oficial del santuario. El peso total de las bandejas de oro era ciento veinte siclos.7:86 Es decir, aprox. 1.4 kg.

Los animales para el holocausto fueron en total doce terneros, doce carneros, doce corderos de un año y doce machos cabríos para el sacrificio por el perdón de pecados, más las ofrendas de cereal.

Los animales para el sacrificio de comunión fueron en total veinticuatro terneros, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año.

Estas fueron las ofrendas para la dedicación del altar después de haber sido consagrado.

Cuando Moisés entró en la Tienda de reunión para hablar con el Señor, escuchó su voz de entre los dos querubines, desde la cubierta de la tapa que estaba sobre el arca con las tablas del pacto. Así hablaba el Señor con Moisés.

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Números 8:1-26

Las lámparas del candelabro

El Señor dijo a Moisés: «Dile a Aarón: “Cuando instales las siete lámparas, estas deberán alumbrar hacia la parte delantera del candelabro”».

Así lo hizo Aarón. Instaló las lámparas de modo que alumbraran hacia la parte delantera del candelabro, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Desde la base hasta las flores, el candelabro estaba hecho de oro trabajado, según el modelo que el Señor había revelado a Moisés.

Consagración de los levitas

El Señor dijo a Moisés: «Toma a los levitas de entre los israelitas y purifícalos. Para purificarlos, rocíales agua purificadora y haz que se afeiten todo el cuerpo y se laven los vestidos. Así quedarán purificados. Luego tomarán un ternero y una ofrenda de harina refinada amasada con aceite. Tú, por tu parte, tomarás otro ternero como sacrificio para el perdón por su pecado. Llevarás a los levitas a la Tienda de reunión y congregarás a toda la comunidad israelita. Presentarás a los levitas ante el Señor y los israelitas les impondrán las manos. Entonces Aarón presentará a los levitas ante el Señor como ofrenda mecida de parte de los israelitas. Así quedarán consagrados al servicio del Señor.

»Los levitas pondrán las manos sobre la cabeza de los novillos y tú obtendrás para ellos el perdón de su pecado ofreciendo un novillo como sacrificio por el perdón y otro como holocausto para el Señor. Harás que los levitas se pongan de pie frente a Aarón y sus hijos, y los presentarás al Señor como ofrenda mecida. De esta manera, apartarás a los levitas del resto de los israelitas para que sean míos.

»Después de que hayas purificado a los levitas y los hayas presentado como ofrenda mecida, ellos irán a ministrar en la Tienda de reunión. De todos los israelitas, ellos me pertenecen por completo; son mi regalo especial. Los he apartado para mí en lugar de todos los primogénitos de Israel. Porque mío es todo primogénito de Israel, ya sea hombre o animal. Los consagré para mí cuando herí de muerte a todos los primogénitos de Egipto. Sin embargo, he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas, y se los he entregado a Aarón y a sus hijos como un regalo. Los levitas ministrarán en la Tienda de reunión en favor de los israelitas y pedirán el perdón de sus pecados, para que no sufran una desgracia al acercarse al santuario».

Así lo hicieron Moisés, Aarón y toda la comunidad de Israel. Los israelitas hicieron todo lo que el Señor había mandado a Moisés en cuanto a los levitas, los cuales se purificaron y lavaron sus vestidos. Aarón los presentó ante el Señor como ofrenda mecida y pidió perdón por el pecado de ellos para purificarlos. Después de esto los levitas fueron a la Tienda de reunión, para ministrar allí bajo la supervisión de Aarón y de sus hijos. Así se cumplió todo lo que el Señor había mandado a Moisés en cuanto a los levitas.

El Señor dijo a Moisés: «Esta norma se aplicará a los levitas: Para el servicio de la Tienda de reunión se inscribirá a los que tengan veinticinco años o más; pero cesarán en sus funciones y se retirarán cuando cumplan los cincuenta, después de lo cual podrán seguir ayudando a sus hermanos en el ejercicio de sus deberes en la Tienda de reunión, pero no deberán hacer el trabajo. Estos son los deberes que asignarás a los levitas».

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Números 9:1-14

La fecha de la Pascua

El Señor habló a Moisés en el desierto de Sinaí, en el primer mes del segundo año después de la salida de Egipto. Le dijo: «Los israelitas celebrarán la Pascua en la fecha señalada. La celebrarán al atardecer del día catorce del mes, que es la fecha señalada. La celebrarán ciñéndose a todos sus estatutos y leyes».

Moisés mandó que los israelitas celebraran la Pascua, y ellos la celebraron en el desierto de Sinaí, al atardecer del día catorce del mes primero. Los israelitas hicieron todo lo que el Señor había mandado a Moisés.

Casos excepcionales

Pero algunos no pudieron celebrar la Pascua en aquel día, pues estaban ritualmente impuros a causa de un cadáver. Ese mismo día se acercaron a Moisés y a Aarón, y les dijeron:

—Hemos estado en contacto con un cadáver, así que estamos impuros. Ahora bien, esa no es razón para que no presentemos nuestras ofrendas al Señor en la fecha establecida, junto con los demás israelitas.

Moisés respondió:

—Esperen hasta que escuche del Señor lo que él dispone con relación a ustedes.

Entonces el Señor ordenó a Moisés que dijera a los israelitas: «Cuando alguno de ustedes o de sus descendientes esté ritualmente impuro por haber estado en contacto con un cadáver o se encuentre fuera del país, aun así, podrá celebrar la Pascua del Señor. Solo que, en ese caso, la celebrará al atardecer del día catorce del mes segundo. Comerá el cordero con pan sin levadura y hierbas amargas, y no dejará nada del cordero para el día siguiente ni le quebrará un solo hueso. Cuando celebre la Pascua, lo hará según los estatutos. Si alguien deja de celebrar la Pascua no estando impuro ni fuera del país, será eliminado de su pueblo por no haber presentado sus ofrendas al Señor en la fecha establecida. Así que sufrirá las consecuencias de su pecado.

»Si el extranjero que vive entre ustedes quiere celebrar la Pascua del Señor, deberá hacerlo ciñéndose a sus estatutos y leyes. Los mismos estatutos se aplicarán tanto a nativos como a extranjeros».

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