Marcos 2:18-27, Marcos 3:1-30 NVI

Marcos 2:18-27

Le preguntan a Jesús sobre el ayuno

2:18-22Mt 9:14-17; Lc 5:33-38

Al ver que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, algunos se acercaron a Jesús y le preguntaron:

—¿Cómo es que los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan, pero los tuyos no?

Jesús contestó:

—¿Acaso pueden ayunar los invitados del novio mientras él está con ellos? No pueden hacerlo mientras lo tienen con ellos. Pero llegará el día en que se les quitará el novio y ese día sí ayunarán. Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva. De hacerlo así, el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor. Ni echa nadie vino nuevo en recipientes de cuero viejo. De hacerlo así, el vino hará reventar el cuero y se arruinarán tanto el vino como los recipientes. Más bien, el vino nuevo se echa en recipientes de cuero nuevo.

Señor del sábado

2:23-28Mt 12:1-8; Lc 6:1-5

3:1-6Mt 12:9-14; Lc 6:6-11

Un sábado, al pasar Jesús por los sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar a su paso unas espigas de trigo.

—Mira —le preguntaron los fariseos—, ¿por qué hacen ellos lo que está prohibido hacer en día sábado?

Él contestó:

—¿Nunca han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre y pasaron necesidad? Entró en la casa de Dios cuando Abiatar era el sumo sacerdote y comió los panes consagrados a Dios, que solo a los sacerdotes les es permitido comer. Y dio también a sus compañeros.

»El sábado se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado —añadió—.

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Marcos 3:1-30

En otra ocasión entró en la sinagoga y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Algunos que buscaban un motivo para acusar a Jesús no le quitaban la vista de encima para ver si sanaba al enfermo en día sábado. Entonces Jesús dijo al hombre de la mano paralizada:

—Ponte de pie frente a todos.

Luego dijo a los otros:

—¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal?, ¿salvar una vida o matar?

Pero ellos permanecieron callados. Jesús se les quedó mirando, enojado y entristecido por lo obstinados que eran,3:5 por lo obstinados que eran. Lit. por su dureza de corazón. y dijo al hombre:

—Extiende la mano.

Así que la extendió y la mano quedó restablecida. Tan pronto como salieron los fariseos, comenzaron a tramar con los partidarios del rey Herodes cómo matar a Jesús.

La multitud sigue a Jesús

3:7-12Mt 12:15-16; Lc 6:17-19

Jesús se retiró al lago con sus discípulos, y mucha gente de Galilea y Judea lo siguió. Cuando se enteraron de todo lo que hacía, acudieron también a él muchos de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las regiones de Tiro y Sidón. Entonces, para evitar que la gente lo atropellara, encargó a sus discípulos que tuvieran preparada una pequeña barca; pues, como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolencias se abalanzaban sobre él para tocarlo. Además, los espíritus malignos, al verlo, se postraban ante él, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él les ordenó terminantemente que no dijeran quién era él.

Nombramiento de los doce apóstoles

3:16-19Mt 10:2-4; Lc 6:14-16; Hch 1:13

Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él. Designó a doce, a quienes nombró apóstoles,3:14 Var. no incluye: a quienes nombró apóstoles. para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios.

Estos son los doce que él nombró:

Simón (a quien llamó Pedro);

Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo (a quienes llamó Boanerges, que significa «Hijos del trueno»);

Andrés,

Felipe,

Bartolomé,

Mateo,

Tomás,

Santiago, hijo de Alfeo,

Tadeo,

Simón el Zelote

y Judas Iscariote, el que lo traicionó.

Jesús y Beelzebú

3:23-27Mt 12:25-29; Lc 11:14-22

Luego entró en una casa y, de nuevo, se aglomeró tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos. Cuando se enteraron sus parientes, salieron a hacerse cargo de él, porque decían: «Está fuera de sí».

Los maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén decían: «¡Está poseído por Beelzebú! Expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios».

Entonces Jesús los llamó y les habló en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede mantenerse en pie. Y si una familia está dividida contra sí misma, esa familia no puede mantenerse en pie. Igualmente, si Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede mantenerse en pie, sino que ha llegado su fin. Ahora bien, nadie puede entrar en la casa de alguien fuerte y arrebatarle sus bienes a menos que primero lo ate. Solo entonces podrá robar su casa. Les aseguro que todos los pecados y blasfemias se les perdonarán a todos por igual, excepto a quien blasfeme contra el Espíritu Santo. Este no tendrá perdón jamás; es culpable de un pecado eterno».

Es que ellos habían dicho: «Tiene un espíritu maligno».

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