Isaías 49:8-26, Isaías 50:1-11, Isaías 51:1-16 NVI

Isaías 49:8-26

Restauración de Israel

Así dice el Señor:

«En el momento propicio te responderé

y en el día de salvación te ayudaré.

Ahora te guardaré y haré de ti

un pacto para el pueblo,

para que restaures el país

y repartas las propiedades asoladas;

para que digas a los cautivos: “¡Salgan!”,

y a los que viven en tinieblas: “¡Están en libertad!”.

»Junto a los caminos pastarán

y en todas las cumbres áridas hallarán pastos.

No tendrán hambre ni sed,

no los abatirá el sol ni el calor,

porque los guiará quien les tiene compasión

y los conducirá junto a manantiales.

Convertiré en caminos todas mis montañas

y construiré mis calzadas.

¡Miren! Ellos vendrán de muy lejos:

unos desde el norte, otros desde el oeste

y aun otros desde la región de Asuán».49:12 Asuán (Qumrán); Sinín (TM).

Ustedes, los cielos, ¡griten de alegría!

Tierra, ¡regocíjate!

Montañas, ¡prorrumpan en canciones!

Porque el Señor consuela a su pueblo

y tiene compasión de sus pobres.

Pero Sión dijo: «El Señor me ha abandonado;

el Señor se ha olvidado de mí».

«¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho

y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?

Aun cuando ella lo olvidara,

¡yo no te olvidaré!

Grabada te llevo en las palmas de mis manos;

tus muros siempre los tengo presentes.

Tus hijos se apresuran;

de ti se apartan tus destructores y los que te asolaron.

Alza tus ojos y mira a tu alrededor;

todos se reúnen y vienen hacia ti.

Tan cierto como que yo vivo,

a todos ellos los usarás como adorno,

los lucirás en tu vestido de novia»,

afirma el Señor.

«Aunque te arrasaron y te dejaron en ruinas

y tu tierra quedó asolada,

ahora serás demasiado pequeña para tus habitantes

y lejos quedarán los que te devoraban.

Los hijos que dabas por perdidos

todavía te dirán al oído:

“Este lugar es demasiado pequeño para mí;

hazme lugar para poder vivir”.

Y te pondrás a pensar:

“¿Quién me engendró estos hijos?

Yo no tenía hijos, era estéril,

desterrada y rechazada;

pero a estos, ¿quién los ha criado?

Me había quedado sola,

pero estos, ¿de dónde han salido?”».

Así dice el Señor y Dios:

«Hacia las naciones alzaré mi mano,

hacia los pueblos levantaré mi estandarte.

Ellos traerán a tus hijos en sus brazos

y cargarán a tus hijas en sus hombros.

Los reyes te adoptarán como hijo

y sus reinas serán tus nodrizas.

Se postrarán ante ti rostro en tierra

y lamerán el polvo que tú pises.

Sabrás entonces que yo soy el Señor

y que no quedarán avergonzados los que en mí confían».

¿Se puede quitar el botín a los guerreros?

¿Puede el cautivo ser rescatado del tirano?49:24 tirano (Qumrán, Vulgata y Siríaca; véanse también LXX y v. 25); justo (TM).

Pero así dice el Señor:

«Sí, al guerrero se le arrebatará el cautivo

y del tirano se rescatará el botín;

contenderé con los que contiendan contigo

y yo mismo salvaré a tus hijos.

Haré que tus opresores se coman su propia carne

y se embriaguen con su propia sangre, como si fuera vino.

Toda la humanidad sabrá entonces

que yo, el Señor, soy tu Salvador;

que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor».

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Isaías 50:1-11

El pecado de Israel y la obediencia del siervo

Así dice el Señor:

«A la madre de ustedes, yo la repudié;

¿dónde está el acta de divorcio?

¿A cuál de mis acreedores los he vendido?

Por causa de sus iniquidades,

fueron ustedes vendidos;

por las transgresiones de ustedes

fue despedida su madre.

¿Por qué no había nadie cuando vine?

¿Por qué nadie respondió cuando llamé?

¿Tan corta es mi mano que no puede rescatar?

¿Me falta acaso fuerza para liberarlos?

Yo seco el mar con una simple reprensión

y convierto los ríos en desierto;

por falta de agua sus peces se pudren

y se mueren de sed.

A los cielos los revisto de tinieblas

y los cubro con ropa de luto».

Mi Señor y Dios me ha concedido tener una lengua instruida,

para sostener con mi palabra al fatigado.

Todas las mañanas me despierta,

y también me despierta el oído,

para que escuche como los discípulos.

El Señor y Dios me ha abierto los oídos

y no he sido rebelde

ni me he vuelto atrás.

Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban,

mis mejillas a los que me arrancaban la barba;

ante las burlas y los escupitajos

no escondí mi rostro.

Por cuanto el Señor y Dios me ayuda,

no seré humillado.

Por eso endurecí mi rostro como el pedernal

y sé que no seré avergonzado.

Cercano está el que me justifica;

¿quién entonces contenderá conmigo?

¡Comparezcamos juntos!

¿Quién es mi acusador?

¡Que se me enfrente!

¡El Señor y Dios es quien me ayuda!

¿Quién me condenará?

Todos ellos se gastarán;

como a la ropa, la polilla se los comerá.

¿Quién entre ustedes teme al Señor

y obedece la voz de su siervo?

Aunque camine en la oscuridad

y sin un rayo de luz,

que confíe en el nombre del Señor

y dependa de su Dios.

Pero ustedes que encienden fuegos

y preparan antorchas encendidas,

caminen a la luz de su propio fuego

y de las antorchas que han encendido.

Esto es lo que ustedes recibirán de mi mano:

en medio de tormentos quedarán tendidos.

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Isaías 51:1-16

Salvación eterna para Sión

«Ustedes, los que van tras la justicia

y buscan al Señor, ¡escúchenme!

Miren la roca de la que fueron tallados,

la cantera de la que fueron extraídos.

Miren a Abraham, su padre,

y a Sara, quien los dio a luz.

Cuando yo lo llamé, él era solo uno,

pero lo bendije y lo multipliqué.

Sin duda, el Señor consolará a Sión;

consolará todas sus ruinas.

Convertirá en un Edén su desierto;

en huerto del Señor sus tierras secas.

En ella encontrarán alegría y regocijo,

acción de gracias y música de salmos.

»Préstame atención, pueblo mío;

óyeme, nación mía:

porque de mí saldrá la Ley

y mi justicia será luz para las naciones.

Ya se acerca mi justicia,

mi salvación está en camino;

¡mi brazo juzgará a las naciones!

Las costas lejanas confían en mí

y ponen su esperanza en mi brazo.

Levanten los ojos al cielo,

miren la tierra aquí abajo:

como humo se esfumarán los cielos,

como ropa se gastará la tierra

y como moscas morirán sus habitantes.

Pero mi salvación permanecerá para siempre,

mi justicia nunca fallará.

»Escúchenme, ustedes que conocen lo que es recto;

pueblo que lleva mi Ley en su corazón:

No teman el reproche de los hombres

ni se desalienten por sus insultos,

porque la polilla se los comerá como ropa

y el gusano los devorará como lana.

Pero mi justicia permanecerá para siempre;

mi salvación, por todas las generaciones».

¡Despierta, brazo del Señor!

¡Despierta y vístete de fuerza!

Despierta, como en los días pasados,

como en las generaciones de antaño.

¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab,

el que traspasó a ese monstruo marino?

¿No fuiste tú el que secó el mar,

esas aguas del gran abismo?

¿El que en las profundidades del mar hizo un camino

para que por él pasaran los redimidos?

Volverán los rescatados del Señor

y entrarán en Sión con cantos de júbilo;

su corona será el gozo eterno.

Se llenarán de regocijo y alegría,

y se apartarán de ellos el dolor y los quejidos.

«Soy yo mismo el que los consuela.

¿Quién eres tú, que temes a los hombres,

a simples mortales, que no son más que hierba?

¿Has olvidado al Señor, que te hizo;

al que extendió los cielos y afirmó la tierra?

¿Vivirás cada día en terror constante

por causa de la furia del opresor

que está dispuesto a destruir?

Pero ¿dónde está esa furia?

Pronto serán liberados los prisioneros;

no morirán en el calabozo

ni les faltará el pan.

Porque yo soy el Señor tu Dios,

yo agito el mar, y rugen sus olas;

el Señor de los Ejércitos es mi nombre.

He puesto mis palabras en tu boca

y te he cubierto con la sombra de mi mano.

He establecido los cielos y afirmado la tierra

y he dicho a Sión:

“Tú eres mi pueblo”».

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