Romanos 4:1-15 NVI

Romanos 4:1-15

Abraham, justificado por la fe

Entonces, ¿qué diremos en el caso de nuestro antepasado Abraham?4:1 ¿qué … Abraham? Lit. ¿qué diremos que descubrió Abraham, nuestro antepasado según la carne? En realidad, si Abraham hubiera sido justificado por las obras, habría tenido de qué jactarse, pero no delante de Dios. Pues, ¿qué dice la Escritura? «Creyó Abraham a Dios y esto se le tomó en cuenta como justicia».4:3 Gn 15:6; vv. 22 y 23.

Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor, sino como una deuda. Sin embargo, al que no trabaja, sino que cree en el que justifica al impío, se le toma en cuenta la fe como justicia. David dice lo mismo cuando habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia sin la mediación de las obras:

«¡Dichosos aquellos

a quienes se les perdonan las transgresiones,

cuyos pecados son cubiertos!

¡Dichoso aquel

cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!».4:8 Sal 32:1,2.

¿Acaso se ha reservado esta dicha solo para los que están circuncidados? ¿Acaso no es también para los no judíos?4:9 los no judíos. Lit. la incircuncisión. Hemos dicho que a Abraham se le tomó en cuenta su fe como justicia. ¿Bajo qué circunstancias sucedió esto? ¿Fue antes o después de ser circuncidado? ¡Antes y no después! Es más, cuando todavía no estaba circuncidado, recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia que se le había tomado en cuenta por la fe. Por tanto, Abraham es padre de todos los que creen, aunque no hayan sido circuncidados, y a estos se les toma en cuenta su fe como justicia. Y también es padre de aquellos que, además de haber sido circuncidados, siguen los pasos de nuestro padre Abraham, quien creyó cuando todavía era incircunciso.

En efecto, no fue mediante la Ley como Abraham y su descendencia recibieron la promesa de que él sería heredero del mundo, sino mediante la fe, la cual se le tomó en cuenta como justicia. Porque, si los que viven por la Ley fueran los herederos, entonces la fe no tendría ya ningún valor y la promesa no serviría de nada. La Ley, en efecto, trae castigo. Pero donde no hay Ley, tampoco hay transgresión.

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