Salmo 106:1-15
Salmo 106
106:1,47-48 – 1Cr 16:34-36
¡Aleluya!
Den gracias al Señor porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.
¿Quién puede proclamar las proezas del Señor
o expresar toda su alabanza?
Dichosos los que practican la justicia
y hacen siempre lo que es justo.
Acuérdate de mí, Señor, cuando muestres tu bondad a tu pueblo;
ven en mi ayuda el día de tu salvación,
para que yo pueda disfrutar del bienestar de tus escogidos,
participar de la alegría de tu pueblo
y expresar mis alabanzas con tu heredad.
Hemos pecado, lo mismo que nuestros antepasados;
hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad.
Cuando nuestros antepasados estaban en Egipto,
no tomaron en cuenta tus maravillas,
no recordaron la inmensidad de tu gran amor
y se rebelaron junto al mar, el mar Rojo.106:7 Lit. mar de las Cañas. Término con el que se designa en la Biblia al mar Rojo en su parte septentrional; también en vv. 9 y 22.
Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre,
para mostrar su gran poder.
Reprendió al mar Rojo y este quedó seco;
los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto.
Los salvó del poder de quienes los odiaban;
los rescató del poder de sus enemigos.
Las aguas envolvieron a sus adversarios
y ninguno de estos quedó con vida.
Entonces ellos creyeron en sus promesas
y le entonaron alabanzas.
Pero muy pronto olvidaron sus acciones
y no esperaron a conocer sus planes.
En el desierto cedieron a sus propios deseos;
en los páramos pusieron a prueba a Dios.
Y él les dio lo que pidieron,
pero les envió una enfermedad devastadora.