Joel 2:18-32, Joel 3:1-21 NVI

Joel 2:18-32

La respuesta del Señor

Entonces el Señor se llenó de celos por su tierra

y mostró piedad a su pueblo.

Y respondió el Señor:

«Miren, enviaré cereales, vino nuevo y aceite,

hasta dejarlos plenamente satisfechos;

y nunca más los haré

objeto de burla de las naciones.

»Alejaré de ustedes al que viene del norte,

arrojándolo hacia una tierra seca y desolada:

lanzaré su vanguardia hacia el mar oriental,

y su retaguardia hacia el mar occidental.2:20 el mar oriental … el mar occidental. Es decir, el mar Muerto y el Mediterráneo.

Subirá su hedor

y se elevará su fetidez».

¡El Señor ha hecho grandes cosas!

No temas, tierra,

sino alégrate y regocíjate,

porque el Señor ha hecho grandes cosas.

No teman, animales del campo,

porque los pastizales de la estepa ya reverdecen;

los árboles producen su fruto

y la higuera y la vid dan su riqueza.

Alégrense, habitantes de Sión,

regocíjense en el Señor su Dios,

porque les ha dado las lluvias de otoño.

Él envía la lluvia,

la de otoño y la de primavera,

como en tiempos pasados.

Las parcelas se llenarán de grano;

los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite.

«Yo los compensaré a ustedes

por los años en que todo lo devoró

ese gran ejército de langostas

que envié contra ustedes:

las grandes, las pequeñas,

las jóvenes y los saltamontes.2:25 Véase nota en 1:4.

Ustedes comerán en abundancia, hasta saciarse,

y alabarán el nombre del Señor su Dios,

que hará maravillas por ustedes.

¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!

Entonces sabrán que yo estoy en medio de Israel,

que yo soy el Señor su Dios,

y no hay otro fuera de mí.

¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!

El día del Señor

»Después de esto,

derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano.

Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán,

tendrán sueños los ancianos

y los jóvenes recibirán visiones.

En esos días derramaré mi Espíritu

aun sobre los siervos y las siervas.

En el cielo y en la tierra mostraré prodigios:

sangre, fuego y columnas de humo.

El sol se convertirá en tinieblas

y la luna en sangre

antes que llegue el día del Señor,

día grande y terrible.

Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo,

porque en el monte Sión y en Jerusalén

habrá salvación,

como lo ha dicho el Señor.

Y entre los sobrevivientes

estarán los llamados del Señor.

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Joel 3:1-21

El juicio de las naciones

»En aquellos días, en el tiempo señalado,

cuando restaure yo la fortuna de Judá y de Jerusalén,

reuniré a todas las naciones

y las haré bajar al valle de Josafat.3:2 En hebreo, Josafat significa el Señor juzga; también en v. 12.

Allí entraré en juicio contra los pueblos

por lo que hicieron a Israel, pueblo de mi propiedad,

pues lo dispersaron entre las naciones

y se repartieron mi tierra.

Se repartieron a mi pueblo echando suertes,

cambiaron a niños por prostitutas

y, para emborracharse,

vendieron niñas por vino.

»Ahora bien, ¿qué tienen en contra mía Tiro y Sidón y todas las regiones de Filistea? ¿Quieren acaso vengarse de mí? Si es así, yo haré que muy pronto recaiga sobre ustedes su propia venganza, pues se robaron mi plata y mi oro, y se llevaron a sus templos mis valiosos tesoros. A los griegos les vendieron a los habitantes de Jerusalén y de Judá, para alejarlos de su tierra.

»Sepan, pues, que voy a sacarlos de los lugares donde fueron vendidos y devolveré sobre sus propias cabezas lo que han hecho. Venderé a sus hijos e hijas al pueblo de Judá; y ellos a su vez los venderán a los sabeos, una nación lejana». El Señor lo ha dicho.

Proclamen esto entre las naciones:

¡Prepárense3:9 Prepárense. Lit. Conságrense. para la batalla!

¡Movilicen a los soldados!

¡Alístense para el combate todos los hombres de guerra!

Forjen espadas con los azadones

y hagan lanzas con las hoces.

Diga el débil:

«¡Soy fuerte!».

Dense prisa, naciones vecinas,

reúnanse en ese lugar.

¡Haz bajar, Señor, a tus guerreros!

«Que se movilicen las naciones

y acudan al valle de Josafat,

pues allí me sentaré

para juzgar a todos los pueblos vecinos.

Echen mano a la hoz,

que la mies está madura.

Vengan a pisar las uvas,

que está lleno el lagar.

Sus lagares se desbordan:

¡tan grande es su maldad!».

¡Multitud tras multitud

en el valle de la decisión!

¡Cercano está el día del Señor

en el valle de la decisión!

Se oscurecerán el sol y la luna;

dejarán de brillar las estrellas.

Rugirá el Señor desde Sión,

hará tronar su voz desde Jerusalén

y el cielo y la tierra temblarán.

Pero el Señor será un refugio para su pueblo,

una fortaleza para los israelitas.

Bendiciones para el pueblo de Dios

«Entonces ustedes sabrán que yo, el Señor su Dios,

habito en Sión, mi monte santo.

Santa será Jerusalén,

y nunca más la invadirán los extranjeros.

»En aquel día las montañas destilarán vino nuevo

y de las colinas fluirá leche;

correrá el agua por los canales de los ríos de Judá.

De la casa del Señor brotará una fuente

que irrigará el valle de las acacias.

Pero Egipto quedará desolado

y Edom, convertido en desierto,

por la violencia cometida contra el pueblo de Judá,

en cuya tierra derramaron sangre inocente.

Judá y Jerusalén serán habitadas para siempre,

por todas las generaciones.

¿Perdonaré la sangre que derramaron?

¡Claro que no la perdonaré!».

¡El Señor habita en Sión!

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