Isaías 51:17-23, Isaías 52:1-15, Isaías 53:1-12, Isaías 54:1-17 NVI

Isaías 51:17-23

La copa de la ira de Dios

¡Despierta, Jerusalén, despierta!

Levántate,

tú, que de la mano del Señor

has bebido la copa de su furia;

tú, que has bebido hasta el fondo

la copa que entorpece a los hombres.

De todos los hijos que diste a luz,

no hubo ninguno que te guiara;

de todos los hijos que criaste,

ninguno te tomó de la mano.

Estos dos males han venido sobre ti:

ruina y destrucción, hambre y espada.

¿Quién se apiadará de ti?

¿Quién te consolará?51:19 ¿Quién te consolará? (Qumrán, LXX, Vulgata y Siríaca); ¿Cómo te consolaré? (TM).

Tus hijos han desfallecido;

como antílopes atrapados en la red,

han caído en las esquinas de las calles.

Sobre ellos recae toda la furia del Señor,

todo el reproche de tu Dios.

Por eso escucha esto, tú que estás afligida;

que estás ebria, pero no de vino.

Así dice tu Señor y Dios,

tu Dios, que defiende a su pueblo:

«Te he quitado de la mano

la copa que entorpece a los hombres.

De esa copa, que es el cáliz de mi furia,

jamás volverás a beber.

La pondré en manos de los que te atormentan,

de los que te dijeron:

“¡Tiéndete en el suelo, para que pasemos sobre ti!”.

¡Y te echaste boca abajo, sobre el suelo,

para que te pisoteara todo el mundo!».

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Isaías 52:1-15

¡Despierta, Sión, despierta!

¡Revístete de poder!

Jerusalén, ciudad santa,

ponte tus vestidos de gala,

pues los incircuncisos e impuros

no volverán a entrar en ti.

¡Sacúdete el polvo, Jerusalén!

¡Levántate, vuelve al trono!

¡Libérate de las cadenas de tu cuello,

cautiva hija de Sión!

Porque así dice el Señor:

«Ustedes fueron vendidos por nada,

y sin dinero serán redimidos».

Porque así dice el Señor y Dios:

«En tiempos pasados, mi pueblo descendió a Egipto y vivió allí;

en estos últimos tiempos, Asiria los ha oprimido sin razón.

»Y ahora, ¿qué estoy haciendo aquí?», afirma el Señor.

«Sin motivo se han llevado a mi pueblo;

sus gobernantes se mofan de él»,52:5 se mofan de él (Qumrán, Aquila, Targum y Vulgata); lanzan alaridos (TM).

afirma el Señor.

«No hay un solo momento

en que mi nombre no lo blasfemen.

Por eso mi pueblo conocerá mi nombre

y en aquel día sabrán

que yo soy quien dice:

“¡Aquí estoy!”».

Qué hermosos son, sobre los montes,

los pies del que trae buenas noticias,

del que proclama la paz,

del que anuncia buenas noticias,

del que proclama la salvación,

del que dice a Sión:

«¡Tu Dios reina!».

¡Escucha! Tus centinelas alzan la voz

y juntos gritan de alegría,

porque ven con sus propios ojos

que el Señor vuelve a Sión.

Ruinas de Jerusalén,

¡prorrumpan juntas en canciones de alegría!

Porque el Señor ha consolado a su pueblo,

ha redimido a Jerusalén.

El Señor desnudará su santo brazo

a la vista de todas las naciones

y todos los confines de la tierra

verán la salvación de nuestro Dios.

Ustedes, que transportan los utensilios del Señor,

¡pónganse en marcha, salgan de allí!

¡Salgan de en medio de ella, purifíquense!

¡No toquen nada impuro!

Pero no tendrán que apresurarse

ni salir huyendo,

porque el Señor marchará a la cabeza;

¡el Dios de Israel les cubrirá la espalda!

El sufrimiento y la gloria del siervo

Miren, mi siervo prosperará;

será exaltado, levantado y muy enaltecido.

Muchos se asombraron de él,52:14 de él (dos mss. hebreos, Siríaca y Targum); de ti (TM y Qumrán).

pues tenía desfigurado el semblante;

¡nada de humano tenía su aspecto!

Del mismo modo, muchas naciones se asombrarán52:15 muchas naciones se asombrarán (LXX); rociará a muchas naciones (TM).

y en su presencia enmudecerán los reyes,

porque verán lo que no se les había anunciado

y entenderán lo que no habían oído.

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Isaías 53:1-12

¿Quién ha creído a nuestro mensaje

y a quién se ha revelado el brazo del Señor?

Creció en su presencia como vástago tierno,

como raíz de tierra seca.

No había en él belleza ni majestad alguna;

su aspecto no era atractivo

y nada en su apariencia lo hacía deseable.

Despreciado y rechazado por los hombres,

varón de dolores, habituado al sufrimiento.

Todos evitaban mirarlo;

fue despreciado y no lo estimamos.

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades

y soportó nuestros dolores,

pero nosotros lo consideramos herido,

golpeado por Dios y humillado.

Él fue traspasado por nuestras rebeliones

y molido por nuestras iniquidades.

Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz

y gracias a sus heridas fuimos sanados.

Todos andábamos perdidos, como ovejas;

cada uno seguía su propio camino,

pero el Señor hizo recaer sobre él

la iniquidad de todos nosotros.

Maltratado y humillado,

ni siquiera abrió su boca,

como cordero fue llevado al matadero,

como oveja que enmudece ante su trasquilador,

ni siquiera abrió su boca.

Después de aprehenderlo y juzgarlo, le dieron muerte;

nadie se preocupó de su descendencia.

Fue arrancado de la tierra de los vivientes

y golpeado por la rebelión de mi pueblo.

Se le asignó un sepulcro con los malvados

y con los ricos fue su muerte,

aunque no cometió violencia alguna

ni hubo engaño en su boca.

Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir,

y, como él ofreció53:10 él ofreció (lectura probable); tú ofreciste (TM). su vida para obtener el perdón de pecados,

verá su descendencia, prolongará sus días

y llevará a cabo la voluntad del Señor.

Después de su sufrimiento,

verá la luz53:11 la luz (Qumrán y LXX); TM no incluye esta palabra. y quedará satisfecho.

Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos

y cargará con las iniquidades de ellos.

Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes

y repartirá el botín con los fuertes,

porque derramó su vida hasta la muerte

y fue contado entre los transgresores.

Cargó con el pecado de muchos

e intercedió por los transgresores.

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Isaías 54:1-17

La futura gloria de Sión

«Tú, mujer estéril, que nunca has dado a luz,

¡grita de alegría!

Tú, que nunca tuviste dolores de parto,

¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo!

Porque más hijos que la casada

tendrá la desamparada»,

dice el Señor.

«Ensancha el espacio de tu tienda

y despliega las cortinas de tu morada.

¡No te limites!

Alarga tus cuerdas

y refuerza tus estacas.

Porque a derecha y a izquierda te extenderás;

tu descendencia desalojará naciones

y poblará ciudades desoladas.

»No temas, porque no serás avergonzada.

No te turbes, porque no serás humillada.

Olvidarás la vergüenza de tu juventud

y no recordarás más la deshonra de tu viudez.

Porque el que te hizo es tu esposo;

su nombre es el Señor de los Ejércitos.

Tu Redentor es el Santo de Israel;

¡Dios de toda la tierra es su nombre!

El Señor te llamará

como a esposa abandonada;

como a mujer angustiada de espíritu,

como a esposa que se casó joven

tan solo para ser rechazada»,

dice tu Dios.

«Te abandoné por un instante,

pero con profunda compasión volveré a recogerte.

Por un momento, en un arrebato de enojo,

escondí mi rostro de ti;

pero con amor eterno

te tendré compasión»,

dice el Señor, tu Redentor.

«Para mí es como en los días de Noé,

cuando juré que las aguas del diluvio54:9 del diluvio. Lit. de Noé. no volverían a cubrir la tierra.

Así he jurado no enojarme más contigo

ni volver a reprenderte.

Aunque cambien de lugar las montañas

y se tambaleen las colinas,

no cambiará mi fiel amor por ti

ni vacilará mi pacto de paz»,

dice el Señor, que de ti se compadece.

«¡Mira tú, ciudad afligida, atormentada y sin consuelo!

¡Te afirmaré con turquesas54:11 turquesas. Alt. jaspe, o antimonio, o argamasa.

y te cimentaré con zafiros!

Con rubíes construiré tus almenas,

con joyas brillantes tus puertas,

y con piedras preciosas todos tus muros.

El Señor instruirá a todos tus hijos

y grande será su paz.

Serás establecida en justicia;

lejos de ti estará la opresión.

Nada tendrás que temer;

el terror se apartará de ti,

no se te acercará.

Si alguien te ataca, no será de mi parte;

cualquiera que te ataque caerá ante ti.

»Mira, yo he creado al herrero

que aviva las brasas del fuego

y forja armas para sus propios fines.

Yo también he creado al destructor para que haga estragos.

No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti;

toda lengua que te acuse tú la refutarás.

Esta es la herencia de los siervos del Señor,

la justicia que de mí procede»,

afirma el Señor.

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