Génesis 7:1-24, Génesis 8:1-22, Génesis 9:1-17 NVI

Génesis 7:1-24

El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia porque tú eres el único hombre justo que he encontrado de esta generación. De todos los animales puros, lleva siete machos y siete hembras; pero de los impuros, solo un macho y una hembra. Lleva también siete machos y siete hembras de las aves del cielo, para conservar su especie sobre la tierra. Porque dentro de siete días haré que llueva sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y así borraré de la superficie de la tierra a todo ser viviente que hice».

Noé hizo todo de acuerdo con lo que el Señor había mandado.

Tenía Noé seiscientos años cuando las aguas del diluvio inundaron la tierra. Entonces, para salvarse de las aguas del diluvio, entró en el arca junto con sus hijos, su esposa y sus nueras. De los animales puros e impuros, de las aves y de todos los seres que se arrastran por el suelo, entraron con Noé por parejas, el macho y su hembra, tal como Dios se lo había mandado. Al cabo de los siete días, las aguas del diluvio comenzaron a caer sobre la tierra.

Cuando Noé tenía seiscientos años, precisamente en el día diecisiete del mes segundo, se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas del cielo. Cuarenta días y cuarenta noches llovió sobre la tierra.

Ese mismo día entraron en el arca Noé, sus hijos Sem, Cam y Jafet, su esposa y sus tres nueras. Junto con ellos entró toda clase de animales salvajes y domésticos, de animales que se arrastran por el suelo y de aves. Así entraron en el arca con Noé parejas de todos los seres vivientes; entraron un macho y una hembra de cada especie, tal como Dios se lo había mandado a Noé. Luego el Señor cerró la puerta del arca.

El diluvio cayó sobre la tierra durante cuarenta días. Cuando crecieron las aguas, elevaron el arca por encima de la tierra. Las aguas crecían y aumentaban cada vez más, pero el arca se mantenía a flote sobre ellas. Tanto crecieron las aguas, que cubrieron las montañas más altas que hay debajo de los cielos. El nivel del agua subió más de quince codos7:20 Es decir, aprox. 7 m. por encima de las montañas. Así murió todo ser viviente que se movía sobre la tierra: las aves, los animales salvajes y domésticos, todo tipo de animal que se arrastraba por el suelo y todo ser humano. Pereció todo ser que habitaba la tierra seca y tenía aliento de vida. Dios borró de la faz de la tierra a todo ser viviente, desde los seres humanos hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo. Todos fueron borrados de la faz de la tierra. Solo quedaron Noé y los que estaban con él en el arca.

Y la tierra quedó inundada ciento cincuenta días.

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Génesis 8:1-22

Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra y las aguas comenzaron a bajar. Se cerraron las fuentes del mar profundo y las compuertas del cielo, y dejó de llover. Poco a poco las aguas se fueron retirando de la tierra. Al cabo de ciento cincuenta días las aguas habían disminuido. El día diecisiete del mes séptimo el arca se detuvo sobre las montañas de Ararat. Las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del mes décimo pudieron verse las cimas de las montañas.

Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana del arca que había hecho y soltó un cuervo, el cual estuvo volando de un lado a otro a la espera de que se secara la tierra. Luego soltó una paloma para ver si las aguas que cubrían la tierra ya se habían retirado. Pero la paloma no encontró un lugar donde posarse y volvió al arca porque las aguas aún cubrían la tierra. Noé extendió la mano, tomó la paloma y la metió consigo en el arca. Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma fuera del arca. Caía la noche cuando la paloma regresó trayendo en su pico una hoja de olivo recién cortada. Así Noé se dio cuenta de que las aguas habían bajado hasta dejar la tierra al descubierto. Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma ya no regresó.

Noé tenía seiscientos un años cuando las aguas se secaron. El primer día del primer mes de ese año, Noé quitó la cubierta del arca y vio que la tierra estaba seca. Para el día veintisiete del segundo mes, la tierra estaba ya completamente seca.

Entonces Dios dijo a Noé: «¡Sal del arca junto con tus hijos, tu esposa y tus nueras! Saca también a todos los seres vivientes que están contigo: las aves, el ganado y todos los animales que se arrastran por el suelo. Que sean fecundos y que se multipliquen y llenen la tierra».

Salieron, pues, del arca Noé y sus hijos, su esposa y sus nueras. También salieron todos los animales, las criaturas que se mueven en la tierra y las aves. Todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra, cada uno según su especie.

Luego Noé construyó un altar8:20 altar. Primera referencia a un altar en la Biblia. al Señor, y sobre ese altar ofreció como holocausto animales y aves puros. Cuando el Señor percibió el grato aroma, se dijo a sí mismo: «Aunque la inclinación del corazón del ser humano es perversa desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa suya. Tampoco volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo.

»Mientras la tierra exista,

habrá siembra y cosecha,

frío y calor,

verano e invierno,

días y noches».

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Génesis 9:1-17

El pacto de Dios con Noé

Dios bendijo a Noé y a sus hijos con estas palabras: «¡Sean fructíferos, multiplíquense y llenen la tierra! Todos los animales de la tierra tendrán temor y miedo ante ustedes: las aves, las bestias salvajes, los animales que se arrastran por el suelo y los peces del mar. Todos estarán bajo su dominio. Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto.

»Pero no deberán comer carne con sangre; la sangre es vida. Por cierto, de la sangre de ustedes yo habré de pedirles cuentas. A todos los animales y a todos los seres humanos pediré cuentas de la vida de sus semejantes.

»Si alguien derrama la sangre de un ser humano,

otro ser humano derramará la suya,

porque el ser humano ha sido creado

a imagen de Dios mismo.

»En cuanto a ustedes, sean fructíferos y multiplíquense; sí, multiplíquense y llenen la tierra».

Dios habló otra vez a Noé y a sus hijos y dijo: «Yo establezco mi pacto con ustedes, con sus descendientes y con todos los seres vivientes que están con ustedes, es decir, con todos los seres vivientes de la tierra que salieron del arca: las aves, y los animales domésticos y salvajes. Este es mi pacto con ustedes: Nunca más serán exterminados todos los seres vivientes por las aguas de un diluvio; nunca más habrá un diluvio que destruya la tierra».

Y Dios añadió: «Esta es la señal del pacto que establezco para siempre con ustedes y con todos los seres vivientes que los acompañan: He colocado mi arcoíris en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra. Cuando yo cubra la tierra de nubes y en ellas aparezca el arcoíris, me acordaré del pacto que he establecido con ustedes y con todos los seres vivientes. Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio para destruir a todos los mortales. Cada vez que aparezca el arcoíris entre las nubes, yo lo veré y me acordaré del pacto que establecí para siempre con todos los seres vivientes que hay sobre la tierra».

Dios concluyó diciéndole a Noé: «Esta es la señal de mi pacto, que establezco con todos los seres vivientes que hay en la tierra».

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