Ezequiel 10:1-22, Ezequiel 11:1-25, Ezequiel 12:1-28 NVI

Ezequiel 10:1-22

La gloria del Señor abandona el Templo

Miré y vi la semejanza de un trono de piedra de zafiro sobre la expansión que estaba encima de la cabeza de los querubines. Y el Señor dijo al hombre vestido de tela de lino: «Métete entre las ruedas que están debajo de los querubines, toma un puñado de las brasas que están entre ellos y espárcelas por toda la ciudad». Y el hombre se metió allí, mientras yo miraba.

En el momento en que el hombre entró, los querubines estaban en la parte sur del Templo y una nube llenaba el atrio interior. Entonces la gloria del Señor, que estaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió hacia el umbral del Templo. La nube llenó el Templo, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria del Señor. El ruido de las alas de los querubines llegaba hasta el atrio exterior y era semejante a la voz del Dios Todopoderoso.

El Señor ordenó al hombre vestido de tela de lino: «Toma fuego de en medio de las ruedas que están entre los querubines». Así que el hombre fue y se paró junto a una rueda. Uno de los querubines extendió la mano, tomó el fuego que estaba entre ellos y lo puso en las manos del hombre vestido de tela de lino, quien lo recibió y se fue. Debajo de las alas de los querubines se veía algo semejante a manos humanas.

Me fijé, y al lado de los querubines vi cuatro ruedas, una junto a cada uno de ellos. Las ruedas tenían un aspecto brillante como el topacio. Las cuatro ruedas se asemejaban y parecía como si una rueda estuviera encajada en la otra. Al avanzar, podían hacerlo en las cuatro direcciones sin necesidad de volverse. Avanzaban en la dirección a que apuntaba la cabeza del querubín, y no tenían que volverse. Todo el cuerpo, la espalda, las manos y las alas de los querubines, al igual que las cuatro ruedas, estaban llenos de ojos. Alcancé a oír que a las ruedas se les llamaba «ruedas giratorias».10:13 En este versículo se usan dos palabras hebreas diferentes que significan «rueda». Cada uno de los querubines tenía cuatro caras: la primera, de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, de león; y la cuarta, de águila.

Los querubines, que eran los mismos seres que yo había visto junto al río Quebar, se elevaron. Cuando avanzaban, las ruedas a su costado hacían lo mismo; cuando desplegaban sus alas para levantarse del suelo, las ruedas no se apartaban de ellos; cuando se detenían, las ruedas hacían lo mismo; cuando se levantaban, las ruedas se levantaban también, porque el espíritu de esos seres vivientes estaba en las ruedas.

La gloria del Señor se elevó por encima del umbral del Templo y se detuvo sobre los querubines. Y mientras yo miraba, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo y, junto con las ruedas, salieron y se detuvieron en la puerta oriental del Templo del Señor. La gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos.

Eran los mismos seres vivientes que, estando yo junto al río Quebar, había visto debajo del Dios de Israel. Entonces me di cuenta de que eran querubines. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas; bajo las alas tenían algo que parecía manos humanas. Sus caras eran iguales a las que yo había visto junto al río Quebar. Cada uno de ellos caminaba de frente.

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Ezequiel 11:1-25

Juicio contra los líderes de Israel

El Espíritu me levantó y me llevó hasta la entrada oriental del Templo del Señor. A la entrada vi a veinticinco hombres, entre los cuales estaban Jazanías, hijo de Azur, y Pelatías, hijo de Benaías, que eran líderes del pueblo. El Señor me dijo: «Hijo de hombre, estos son los que están tramando maldades y dando malos consejos en esta ciudad. Dicen: “Todavía no es el momento de reconstruir las casas. La ciudad es la olla y nosotros somos la carne”. Por eso, hijo de hombre, profetiza contra ellos; ¡sí, profetiza!».

El Espíritu del Señor vino sobre mí y me ordenó proclamar: «Así dice el Señor: “Ustedes, pueblo de Israel, han dicho esto y yo conozco sus pensamientos. Han matado a mucha gente en esta ciudad y han llenado las calles de cadáveres.

»”Por eso yo, el Señor y Dios, les digo: Los cadáveres que ustedes han arrojado son la carne y la ciudad es la olla, pero yo los sacaré de ahí. ¿Temen a la espada? Pues bien, yo, el Señor y Dios, declaro que con espadas iré contra ustedes. Los sacaré de la ciudad, los entregaré en manos de extranjeros y los juzgaré con justicia. Morirán a filo de espada; yo los juzgaré en las mismas fronteras de Israel y así sabrán que yo soy el Señor. La ciudad no les servirá de olla ni serán ustedes la carne dentro de ella. Yo los juzgaré en la frontera misma de Israel. Entonces sabrán que yo soy el Señor. No han seguido mis estatutos ni han cumplido con mis leyes, sino que han adoptado las costumbres de las naciones que los rodean”».

Mientras yo profetizaba, Pelatías, hijo de Benaías, cayó muerto. Entonces caí rostro en tierra y clamé a gritos: «¡Ay, mi Señor y Dios! ¿Vas a exterminar al remanente de Israel?».

La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, esto es lo que dicen los habitantes de Jerusalén en cuanto a tus hermanos, tus parientes y todo el pueblo de Israel: “Ellos se han alejado del Señor, y por eso se nos ha dado esta tierra en posesión”.

»Por tanto, adviérteles que así dice el Señor y Dios: “Aunque los desterré a naciones lejanas y los dispersé por países extraños, por un tiempo les he servido de santuario en las tierras adonde han ido”.

»Adviérteles también que así dice el Señor y Dios: “Yo los reuniré de entre las naciones; los juntaré de los países donde han estado dispersos y les daré la tierra de Israel.

»”Ellos volverán a su tierra y echarán de allí a los ídolos detestables y pondrán fin a todas las abominaciones. Yo les daré un corazón sincero y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen y pondré en ellos un corazón de carne, para que cumplan mis estatutos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Pero a los que van tras esos ídolos detestables y siguen prácticas abominables, yo les pediré cuentas de su conducta”», afirma el Señor y Dios.

La gloria del Señor abandona Jerusalén

Los querubines desplegaron sus alas. Las ruedas estaban junto a ellos y la gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos. La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad y se detuvo sobre la montaña que está al oriente de Jerusalén. En una visión, el Espíritu me levantó y me trasladó hasta donde estaban los exiliados en Babilonia;11:24 Lit. Caldea. y la visión terminó. Entonces comuniqué a los exiliados todo lo que el Señor me había revelado.

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Ezequiel 12:1-28

Símbolo del exilio

La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, vives en medio de un pueblo rebelde. Tienen ojos para ver, pero no ven; tienen oídos para oír, pero no oyen. ¡Son un pueblo rebelde!

»Por tanto, hijo de hombre, prepara tu equipaje para el exilio y a plena luz del día, a la vista de todos, saldrás como quien va exiliado a otro lugar. Tal vez así entiendan, aunque son un pueblo rebelde. Saca tu equipaje a plena luz del día, a la vista de todos, y al caer la tarde ponte en marcha, a la vista de todos, como quien va al exilio. También en presencia de todos, haz un hueco en la pared y sal por ahí con tu equipaje. Al llegar la noche, mientras todos te estén viendo, ponte en marcha con el equipaje al hombro. Cúbrete la cara para que no puedas ver la tierra, porque de ti he hecho un presagio para el pueblo de Israel».

Hice lo que se me había mandado; a plena luz del día saqué mi equipaje, como quien va al exilio. Al caer la tarde cavé en el muro con mis propias manos y, al llegar la noche, en presencia de todos, salí con mi equipaje al hombro.

Por la mañana el Señor me dirigió la palabra: «Hijo de hombre, con toda seguridad el pueblo rebelde de Israel te preguntará: “¿Qué estás haciendo?”. Pero tú explícales: “Así dice el Señor y Dios: ‘Este mensaje se refiere al pueblo de Israel que vive en Jerusalén y también a su príncipe’ ”. Diles: “Yo soy un presagio para ustedes.

»”Lo que hice yo, les va a pasar a ustedes, pues serán llevados cautivos al exilio”.

»Su príncipe se echará el equipaje al hombro y saldrá de noche por la abertura que abrirán en el muro. Se cubrirá la cara para no ver la tierra. Le tenderé mis redes y caerá en mi trampa. Así lo llevaré a Babilonia, la tierra de los babilonios,12:13 Lit. caldeos. pero no podrá verla y allá morirá. Dispersaré a los cuatro vientos a todos los que lo rodean, tanto a sus ayudantes como a todas sus tropas, y los perseguiré espada en mano. Entonces sabrán que yo soy el Señor.

»Cuando los haya dispersado y esparcido por las naciones, dejaré que unos pocos de ellos se escapen de la espada, del hambre y de la plaga, para que en las naciones por donde vayan den cuenta de sus prácticas abominables. Entonces sabrán que yo soy el Señor».

La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, tiembla al comer tu pan, y llénate de espanto y miedo al beber tu agua. Adviértele al pueblo que está en la tierra que así dice el Señor y Dios acerca de los que habitan en Jerusalén y en la tierra de Israel: “Con angustia comerán su pan y con terror beberán su agua. Por la violencia de sus habitantes la tierra será despojada de todo lo que hay en ella. Las ciudades habitadas serán arrasadas y su país quedará en ruinas. Entonces sabrán ustedes que yo soy el Señor”».

La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, ¿qué quiere decir este refrán que se repite en la tierra de Israel: “Se cumple el tiempo, pero no la visión”? Por lo tanto, adviérteles que así dice el Señor y Dios: “Pondré fin a ese refrán y ya no volverán a repetirlo en Israel”. También diles: “Ya vienen los días en que se cumplirán las visiones. Pues ya no habrá visiones engañosas ni predicciones que susciten falsas expectativas en el pueblo de Israel. Porque yo, el Señor, hablaré y lo que diga se cumplirá sin retraso. Pueblo rebelde, mientras ustedes aún tengan vida, yo cumpliré mi palabra”», afirma el Señor y Dios.

La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Hijo de hombre, el pueblo de Israel anda diciendo que tus visiones son para un futuro distante y que tus profecías son a largo plazo.

»Por lo tanto, adviérteles que así dice el Señor y Dios: “Mis palabras se cumplirán sin retraso: yo cumpliré con lo que digo”», afirma el Señor y Dios.

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