2 Samuel 22:1-51, 2 Samuel 23:1-7 NVI

2 Samuel 22:1-51

Salmo de David

22:1-51Sal 18

David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de las manos de todos sus enemigos y de las manos de Saúl. Dijo así:

«El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;

es mi Dios, la roca en que me refugio.

Es mi escudo, el poder que me salva,22:3 el poder que me salva. Lit. el cuerno de mi salvación.

¡mi más alto escondite!

Él es mi protector y mi salvación.

¡Tú me salvaste de la violencia!

»Invoco al Señor, que es digno de alabanza,

y quedo a salvo de mis enemigos.

Las olas de la muerte me envolvieron;

los torrentes destructores me abrumaron.

Los lazos del sepulcro22:6 sepulcro. Lit. Seol. me enredaron;

las redes de la muerte me atraparon.

»En mi angustia invoqué al Señor;

llamé a mi Dios

y él me escuchó desde su Templo;

¡mi clamor llegó a sus oídos!

La tierra tembló, se estremeció;

se sacudieron los cimientos de los cielos;

temblaron a causa de su enojo.

Por la nariz echaba humo,

por la boca, fuego consumidor;

¡lanzaba carbones encendidos!

Rasgando el cielo, descendió,

pisando sobre oscuros nubarrones.

Montando sobre un querubín, surcó los cielos

y se remontó22:11 se remontó (mss. hebreos; véanse Siríaca, Targum, Vulgata, Sal 18:10); apareció (TM). sobre las alas del viento.

De las tinieblas y los oscuros nubarrones

hizo tiendas que lo rodeaban.

De su radiante presencia

brotaron carbones encendidos.

Desde el cielo se oyó el trueno del Señor;

resonó la voz del Altísimo.

Lanzó flechas y dispersó a los enemigos;

con relámpagos los desconcertó.

A causa de la reprensión del Señor

y por el resoplido de su enojo,22:16 por … su enojo. Lit. por el soplo del aliento de su nariz.

las cuencas del mar quedaron a la vista;

al descubierto quedaron los cimientos de la tierra.

»Extendiendo su mano desde lo alto,

tomó la mía y me sacó del mar profundo.

Me libró de mi enemigo poderoso,

de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo.

En el día de mi desgracia me salieron al encuentro,

pero mi apoyo fue el Señor.

Me sacó a un amplio espacio;

me libró porque se agradó de mí.

»El Señor me ha pagado conforme a mi justicia;

me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos.

He guardado los caminos del Señor

y no he cometido el error de alejarme de mi Dios.

Presentes tengo todas sus leyes;

no me he alejado de sus estatutos.

He sido íntegro ante él

y me he abstenido de pecar.

El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia,

conforme a mi limpieza ante sus ojos.

»Tú eres fiel con quien es fiel

e íntegro con quien es íntegro;

sincero eres con quien es sincero,

pero sagaz con el que es tramposo.

Das la victoria a los humildes,

pero tu mirada humilla a los altaneros.

Tú, Señor, eres mi lámpara;

tú, Señor, iluminas mis tinieblas.

Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército;

contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.

»El camino de Dios es perfecto;

la palabra del Señor es intachable.

Escudo es Dios a los que se refugian en él.

Pues ¿quién es Dios sino el Señor?

¿Quién es la Roca sino nuestro Dios?

Es él quien me arma de valor

y hace perfecto mi camino;

da a mis pies la ligereza del venado

y me mantiene firme en las alturas;

adiestra mis manos para la batalla

y mis brazos para tensar un arco de bronce.

Tú me cubres con el escudo de tu salvación;

tu ayuda me ha hecho prosperar.

Has despejado el paso de mi camino,

para que mis tobillos no se tuerzan.

»Perseguí a mis enemigos y los destruí;

no retrocedí hasta verlos aniquilados.

Los aplasté por completo. Ya no se levantan.

¡Cayeron debajo de mis pies!

Tú me armaste de valor para el combate;

doblegaste ante mí a los rebeldes.

Hiciste retroceder a mis enemigos,

y así exterminé a los que me odiaban.

Pedían ayuda y no hubo quien los salvara.

Al Señor clamaron, pero no respondió.

Los desmenucé. Parecían el polvo de la tierra.

Los pisoteé como al lodo de las calles.

»Me has librado de los conflictos con mi pueblo;

me has puesto por líder de las naciones;

me sirve gente que yo no conocía.

Son extranjeros, y me rinden homenaje;

apenas me oyen, me obedecen.

Esos extraños se descorazonan

y temblando salen de sus refugios.

»¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi Roca!

¡Exaltado sea Dios, la Roca de mi salvación!

Él es el Dios que me vindica,

el que pone los pueblos a mis pies.

Tú me libras de mis enemigos,

me exaltas por encima de mis adversarios,

me salvas de los hombres violentos.

Por eso, Señor, te alabo entre las naciones

y canto salmos a tu nombre.

»“Él da grandes victorias a su rey;

a su ungido David y a sus descendientes

les muestra por siempre su gran amor”».

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2 Samuel 23:1-7

Últimas palabras de David

Estas son las últimas palabras de David:

«Mensaje de David, hijo de Isaí,

dulce cantor de Israel;

hombre exaltado por el Altísimo

y ungido por el Dios de Jacob.

»El Espíritu del Señor habló por medio de mí;

puso sus palabras en mi lengua.

El Dios de Israel habló,

la Roca de Israel me dijo:

“El que gobierne a la gente con justicia,

el que gobierne en el temor de Dios,

será como la luz de la aurora

en un amanecer sin nubes,

que tras la lluvia resplandece

para que brote la hierba en la tierra”.

»Dios ha establecido mi casa;

ha hecho conmigo un pacto eterno,

bien reglamentado y seguro.

Dios hará que brote mi salvación

y que se cumpla todo mi deseo.

Pero los malvados son como espinos que se desechan;

nadie los toca con la mano.

Se recogen con un hierro o con el asta de una lanza

y ahí el fuego los consume».

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