以西結書 3 – CCBT & NVI

Chinese Contemporary Bible 2023 (Traditional)

以西結書 3:1-27

1祂對我說:「人子啊,要把你得到的吃下去,要吃下這書卷,然後去向以色列人傳講。」 2我張開口,祂就給我吃那書卷, 3並對我說:「人子啊,吃下我賜你的這書卷,讓它充滿你的肚腹。」我便吃了,書卷在我嘴裡甘甜如蜜。

4祂又對我說:「人子啊,現在你要到以色列人那裡,把我的話傳給他們。 5你不是奉命去語言陌生、難懂的民族那裡,而是到以色列人當中。 6我不是派你到那些語言陌生、艱澀難懂的民族中。我若果真派你到他們那裡,他們一定會聽你的話。 7然而以色列人卻不肯聽從你,因為他們額頭剛硬,心裡頑固,不肯聽從我。 8不過,我要使你的臉像他們的臉一樣剛硬,使你的額頭像他們的額頭一樣剛硬。 9我要使你的額頭比火石更硬,如同金剛石。他們雖然是一群叛逆的人,你不要害怕,也不要因為他們的臉色而驚慌。」 10祂又說:「人子啊,你要留心聽我說的一切話,牢記在心。 11你要到你那些被擄的同胞那裡,不論他們聽不聽,你都要向他們宣告,『主耶和華這樣說。』」

12那時,耶和華的靈把我舉起,我聽見後面有隆隆的聲音說:「耶和華的榮耀在祂所在之地當受稱頌!」 13我聽見活物的翅膀相碰的聲音,以及他們旁邊的輪子發出的隆隆聲。 14耶和華的靈把我舉起帶走了。我心裡苦悶,充滿憤怒,耶和華大能的手按在我身上。 15我來到住在提勒·亞畢的被擄的人中,他們在迦巴魯河邊。我感到無比震驚,在他們中間坐了七天。

告誡以色列人

16過了七天,耶和華對我說: 17「人子啊,我立你為以色列人的守望者,你要聽我口中的話並替我告誡他們。 18如果我說惡人必定死,你卻不告誡他,勸誡他改邪歸正,好保全性命,他必因自己的罪而死,我卻要向你追討他的血債。 19如果你告誡惡人,他卻不肯改邪歸正、停止作惡,他必因自己的罪而死,而你必保全性命。 20如果一個義人偏離正道、犯罪作惡,我會使他絆倒,他必死亡。如果你不告誡他,他必死在罪惡之中,他以前的義行也不會被記念,而我要追究你的責任。 21如果你告誡他不要犯罪,他聽了你的告誡不再犯罪,他必存活,你也必保住性命。」

22在那裡,耶和華的手按在我身上,對我說:「你起來前往平原,我要在那裡對你說話。」 23我就起來,到了平原,看見耶和華的榮耀停在那裡,那榮耀和我在迦巴魯河邊所見的一樣,我就俯伏在地。 24這時耶和華的靈進入我裡面,使我站立起來。耶和華對我說:「你要把自己關在房子裡。 25人子啊,他們必把你捆綁起來,使你不能到百姓當中。 26同時,我要使你的舌頭緊貼上膛,使你不能開口責備他們,因為他們是一群叛逆的人。 27但當我對你說話的時候,我必開啟你的口,你要向他們宣告,『主耶和華這樣說。』肯聽的就讓他聽,不肯聽的就由他不聽,因為他們是一群叛逆的人。」

Nueva Versión Internacional

Ezequiel 3:1-27

1Y me dijo: «Hijo de hombre, cómete este rollo escrito y luego ve a hablarle al pueblo de Israel».

2Yo abrí la boca y él me hizo comer el rollo. 3Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Me lo comí y era tan dulce como la miel.

4Otra vez me dijo: «Hijo de hombre, ve al pueblo de Israel y proclámale mis palabras. 5No te envío a un pueblo de idioma confuso y difícil de entender, sino al pueblo de Israel. 6No te mando a muchos pueblos de lenguaje complicado y difícil que no puedas comprender, aunque si te hubiera mandado a ellos seguramente te escucharían. 7Pero el pueblo de Israel no va a escucharte porque no quiere escucharme. Todo el pueblo de Israel es terco y obstinado. 8No obstante, yo te haré tan terco y obstinado como ellos. 9¡Te haré inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde».

10Luego me dijo: «Hijo de hombre, escucha bien todo lo que voy a decirte y atesóralo en tu corazón. 11Ahora ve adonde están exiliados tus compatriotas. Tal vez te escuchen, tal vez no; pero tú adviérteles: “Así dice el Señor y Dios”».

12Entonces me levantó el Espíritu3:12 Espíritu o viento; también en v. 24. y detrás de mí oí decir con el estruendo de un terremoto: «¡Bendita sea la gloria del Señor, donde él habita!». 13Oí el ruido de las alas de los seres vivientes al rozarse unas con otras y el de las ruedas que estaban junto a ellas; el ruido era estruendoso. 14El Espíritu me levantó y se apoderó de mí. Y me fui amargado y enardecido en mi espíritu, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza. 15Así llegué a Tel Aviv, a orillas del río Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados y, totalmente abatido, me quedé con ellos durante siete días.

Advertencia a Israel

16Al cabo de los siete días, la palabra del Señor vino a mí y me dijo: 17«Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte. 18Cuando yo diga al malvado: “¡Vas a morir!”, y tú al malvado no le hayas advertido sobre su mala conducta —para que siga viviendo—, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. 19En cambio, si tú se lo adviertes y él no se arrepiente de su maldad ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tu vida.

20»Por otra parte, si una persona justa se desvía de su buena conducta y hace lo malo, y yo la hago tropezar y tú no se lo adviertes, morirá por su pecado. Las cosas justas que hizo no se tomarán en cuenta y yo te haré responsable de su muerte. 21Pero si tú adviertes al justo para que no peque y en efecto él no peca, él seguirá viviendo porque hizo caso a tu advertencia y tú habrás salvado tu vida».

22Luego el Señor puso su mano sobre mí y me dijo: «Levántate y dirígete al campo que allí voy a hablarte». 23Yo me levanté y salí al campo. Allí vi la gloria del Señor, tal como la había visto a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra. 24Entonces el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie y me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa. 25A ti, hijo de hombre, te atarán con sogas para que no puedas salir ni andar entre el pueblo. 26Yo haré que se te pegue la lengua al paladar; así te quedarás mudo y no podrás reprenderlos, por más que sean un pueblo rebelde. 27Pero cuando yo te hable, te soltaré la lengua y les advertirás: “Así dice el Señor y Dios”. El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera, que no oiga, porque son un pueblo rebelde.