Apocalipsis 2:18-29
A la iglesia de Tiatira
»Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira:
El Hijo de Dios, el que tiene ojos que brillan como llamas de fuego. El que tiene pies que parecen bronce al rojo vivo, dice esto: Conozco todo lo que haces, tu amor y tu fe. Sé muy bien que continúas sirviéndome a pesar de las dificultades. Sé que haces cosas buenas por los demás y que ahora haces mucho más que antes.
Sin embargo, tengo contra ti que soportas a Jezabel, esa mujer que dice ser profetisa. Con su enseñanza engaña a mis servidores. Los obliga a tener relaciones sexuales prohibidas y a comer alimentos sacrificados a los falsos dioses. Le he dado tiempo para que se arrepienta de sus pecados sexuales, pero no quiere hacerlo. Ella se recuesta para cometer sus pecados; por eso, la voy a mandar a la cama para que sufra. Y a los que siguen sus enseñanzas también los haré sufrir terriblemente. Tan solo se librarán si se arrepienten de lo que aprendieron de ella. A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que conoce a fondo la mente y el corazón. A cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus acciones. Sé que allí en la iglesia de Tiatira hay algunos que no siguen esa enseñanza. Ni han aprendido lo que esa gente llama “los profundos secretos de Satanás”. A ellos, que no siguen esa enseñanza, les digo que ya no les doy ningún otro mandato. Eso sí, sigan obedeciendo con firmeza los mandatos que ya tienen, hasta que yo venga.
Este es el premio para el que venza y cumpla mi voluntad hasta el fin: le daré autoridad sobre las naciones —así como yo la he recibido de mi Padre—.
“Él las gobernará con mucha dureza;
las hará pedazos como si fueran vasijas de barro”.
También le daré la estrella de la mañana. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Apocalipsis 3:1-6
A la iglesia de Sardis
»Escribe al ángel de la iglesia de Sardis:
El que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas dice esto: Conozco todo lo que haces. Pareces estar vivo, pero en realidad para Dios estás muerto. ¡Despierta! Fortalece lo que aún no se ha muerto del todo. Pues no he visto que obedeces a mi Dios. Así que recuerda lo que has aprendido acerca de Dios, obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes alerta y en obediencia, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.
Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no viven haciendo lo malo. Ellos merecen caminar conmigo vestidos de blanco, el color de la santidad. El vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida. Reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.