Mateo 24:1-31 NVI

Mateo 24:1-31

Las señales del fin del mundo

Jesús salió del Templo y, mientras caminaba, se le acercaron sus discípulos y le mostraron los edificios del Templo.

Pero él les dijo:

―¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará piedra sobre piedra, pues todo será derribado.

Más tarde, Jesús estaba sentado en el monte de los Olivos cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado:

―Dinos, ¿cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?

―Tengan cuidado de que nadie los engañe —les dijo Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”. Así engañarán a muchos. Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambre y terremotos en diferentes lugares. Todo esto será apenas el comienzo de los dolores.

»Entonces los entregarán a ustedes para que los persigan y los maten, y los odiarán todas las naciones por causa de mi nombre. En aquel tiempo muchos dejarán de creer en mí. Unos a otros se traicionarán y se odiarán. Surgirá un gran número de falsos profetas que engañarán a muchos. Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará. Pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Y esta buena noticia del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

»Así que, cuando vean en el lugar santo “el horrible sacrilegio”, del que habló el profeta Daniel (el que lee, que lo entienda), entonces los que estén en Judea huyan a las montañas. El que esté en el techo no baje a llevarse nada de su casa. Y el que esté en el campo no regrese a buscar su capa. ¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días! Oren para que su huida no suceda en invierno ni en sábado. Porque habrá un gran tiempo de sufrimiento, como no lo ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni lo habrá jamás. Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría; pero, por causa de los elegidos, se acortarán. Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Allí está!”, no lo crean, porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas. Y harán grandes maravillas y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. Fíjense que se lo he dicho a ustedes de antemano.

»Por eso, si les dicen: “¡Miren que está en el desierto!”, no salgan; o: “¡Miren que está en la casa!”, no lo crean. Porque, así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.

»Inmediatamente después del sufrimiento de aquellos días,

»“se oscurecerá el sol

y no brillará más la luna.

Las estrellas caerán del cielo

y los cuerpos celestes serán sacudidos”.

»La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todos los pueblos de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán a mis seguidores de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del cielo.

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