Lucas 11:5-32 NVI

Lucas 11:5-32

»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, préstame tres panes. Es que se me ha presentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle”. Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada”. Les digo que quizá no se levante a darle pan por ser su amigo. Pero sí se levantará por su insistencia y le dará cuanto necesite.

»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará. Busquen, y encontrarán. Llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe. El que busca, encuentra. Y al que llama, se le abre.

»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O, si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».

Jesús y Beelzebú

En otra ocasión Jesús echaba fuera de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. Pero algunos dijeron: «Este echa fuera a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios». Otros, para ponerle una trampa, le pidieron una señal del cielo.

Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino que se pelea contra sí mismo quedará destruido, y una familia que se pelea consigo misma desaparecerá. Por tanto, si Satanás se pelea consigo mismo, ¿cómo puede continuar su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo echo fuera a los demonios por medio de Beelzebú. Ahora bien, si yo echo fuera a los demonios por medio de Beelzebú, ¿los seguidores de ustedes por medio de quién los echan fuera? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. Pero, si echo fuera a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios.

»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. Pero, si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín.

»El que no está de mi parte está contra mí; y el que no trabaja conmigo contra mí trabaja.

»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos, buscando un descanso. Y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”. Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial».

Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la gente dijo:

―¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó!

―Dichosos más bien —respondió Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

La señal de Jonás

Como el número de personas aumentaba, Jesús se puso a decirles: «¡Esta gente es una gente malvada! Pide una señal milagrosa, pero solo se le dará la señal de Jonás. Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo. La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta gente; porque ella vino desde muy lejos para escuchar la sabiduría de Salomón. Y aquí tienen ustedes a alguien más importante que Salomón. Los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio contra esta gente y la condenarán; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás. Y aquí tienen ustedes a uno más importante que Jonás.

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