Juan 18:25-40 NVI

Juan 18:25-40

Pedro niega de nuevo a Jesús

Mientras tanto, Simón Pedro seguía de pie, calentándose.

―¿No eres tú también uno de sus discípulos? —le preguntaron.

―¡No lo soy! —dijo Pedro, negándolo.

―¿Acaso no te vi en el huerto con él? —insistió uno de los siervos del sumo sacerdote. Este era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja.

Pedro volvió a negarlo, y en ese instante cantó el gallo.

Jesús es llevado ante Pilato

Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua. Así que Pilato salió a interrogarlos:

―¿De qué delito acusan a este hombre?

―Si no fuera un malhechor —respondieron—, no se lo habríamos entregado.

―Pues llévenselo ustedes y júzguenlo según su propia ley —les dijo Pilato.

―Nosotros no tenemos ninguna autoridad para ejecutar a nadie —respondieron los judíos.

Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús había dicho sobre la clase de muerte que iba a sufrir.

Pilato volvió a entrar en el palacio y llamó a Jesús.

―¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó.

―¿Eso lo dices tú —le respondió Jesús—, o es que otros te han hablado de mí?

―¿Acaso soy judío? —respondió Pilato—. Han sido tu propio pueblo y los jefes de los sacerdotes los que te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?

―Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.

―¡Así que eres rey! —le dijo Pilato.

Jesús le contestó:

―Yo soy rey, tal como tú lo has dicho. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.

―¿Y qué es la verdad? —preguntó Pilato.

Dicho esto, salió otra vez a ver a los judíos.

―Yo no encuentro que este sea culpable de nada —declaró—. Ustedes tienen la costumbre de que les suelte a un preso durante la Pascua. Entonces, ¿quieren que les suelte al rey de los judíos?

―¡No, no suelte a ese; suelte a Barrabás! —volvieron a gritar con todas sus fuerzas.

Y Barrabás era un rebelde.

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