Jeremías 46:1-28, Jeremías 47:1-7 NVI

Jeremías 46:1-28

Mensaje para Egipto

La palabra del Señor acerca de las naciones vino a Jeremías el profeta.

En cuanto a Egipto:

Este es el mensaje contra el ejército del faraón Necao, rey de Egipto, que en el año cuarto del gobierno de Joacim, hijo de Josías y rey de Judá, fue derrotado en Carquemis, junto al río Éufrates, por Nabucodonosor, rey de Babilonia:

«¡Preparen sus escudos, grandes y pequeños,

y avancen al combate!

¡Ensillen los caballos,

monten los corceles!

¡Alístense, pónganse los cascos!

¡Afilen las lanzas, vístanse las corazas!

Pero ¿qué es lo que veo?

Sus guerreros están derrotados;

aterrados retroceden.

Sin mirar atrás, huyen despavoridos.

¡Cunde el terror por todas partes!»,

afirma el Señor.

«El más veloz no puede huir

ni el más fuerte, escapar.

En el norte, a orillas del río Éufrates

tropiezan y caen.

»¿Quién es ese que sube como el Nilo,

como ríos de aguas agitadas?

Es Egipto que sube como el Nilo,

como ríos de aguas agitadas.

Dice Egipto: “Subiré y cubriré toda la tierra;

destruiré las ciudades y sus habitantes”.

¡Ataquen, corceles!

¡Carros, avancen con furia!

¡Que marchen los guerreros!

¡Que tomen sus escudos

los soldados de Cus y de Fut!

¡Que tensen el arco

los soldados de Lidia!

»Aquel día pertenece al Señor, al Señor de los Ejércitos.

Será un día de venganza;

se vengará de sus enemigos.

La espada devorará hasta saciarse;

con sangre apagará su sed.

En la tierra del norte,

a orillas del río Éufrates,

para el Señor, el Señor de los Ejércitos,

se ofrecerá un sacrificio.

»¡Virginal hija de Egipto,

ve a Galaad y consigue bálsamo!

En vano multiplicas los remedios;

ya no sanarás.

Las naciones ya saben de tu humillación;

tus gritos llenan la tierra.

Un guerrero tropieza contra otro,

y juntos caen al suelo».

Esta es la palabra del Señor que vino a Jeremías el profeta cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino para atacar el país de Egipto:

«Anuncien esto en Egipto,

proclámenlo en Migdol, Menfis46:14 Menfis. Lit. Nof; también en v. 19. y Tafnes:

“¡A sus puestos! ¡Manténganse alerta!

¡La espada devora a su alrededor!”.

¿Por qué yacen postrados tus guerreros?

¡No pueden mantenerse en pie,

porque el Señor los ha derribado!

Tropiezan una y otra vez,

se caen uno sobre otro.

Se dicen: “¡Levántate,

volvamos a nuestra gente, a la tierra donde nacimos,

lejos de la espada del opresor!”.

Allí gritan:

“¡El faraón es puro ruido!

¡El rey de Egipto ya perdió su oportunidad!”.

»Tan cierto como que yo vivo», declara el Rey,

cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos,

«vendrá un enemigo que será como el Tabor, que sobresale de entre los montes,

y como el Carmelo, que se erige sobre el mar.

Tú, que habitas en Egipto,

prepara tu equipaje para el exilio,

porque Menfis quedará desolada,

en una ruina deshabitada.

»Ternera hermosa es Egipto,

pero viene contra ella un tábano del norte.

Los mercenarios en sus filas

son como becerros engordados;

también ellos se vuelven atrás;

todos juntos huyen sin detenerse,

porque ha llegado el día de su ruina,

el momento de su castigo.

Egipto huye silbando como serpiente,

pues el enemigo avanza con fuerza.

Se acercan contra ella con hachas,

como si fueran leñadores;

por impenetrables que sean sus bosques,

los talan por completo»,

afirma el Señor.

«Más numerosos que langostas

son los leñadores;

nadie los puede contar.

La hija de Egipto será avergonzada

y entregada a la gente del norte».

El Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, dice: «Voy a castigar a Amón, dios de Tebas,46:25 Amón, dios de Tebas. Lit. Amón de No. a Egipto, a sus dioses y reyes, al faraón y a los que en él confían. Los entregaré al poder de quienes atentan contra su vida, al poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de sus siervos. Luego Egipto será habitada como en los días de antaño», afirma el Señor.

«Pero tú, Jacob, siervo mío, no temas;

no te asustes, Israel.

Porque te salvaré de un lugar remoto;

y a tu descendencia, del destierro.

Jacob volverá a vivir en paz;

estará seguro y tranquilo.

Tú, Jacob, siervo mío, no temas,

porque yo estoy contigo»,

afirma el Señor.

«Aunque aniquile a todas las naciones

por las que te he dispersado,

a ti no te aniquilaré.

Te corregiré con justicia,

pero no te dejaré sin castigo».

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Jeremías 47:1-7

Mensaje para los filisteos

Antes de que el faraón atacara Gaza, la palabra del Señor acerca de los filisteos vino al profeta Jeremías:

«Así dice el Señor:

»“¡Miren! Las aguas del norte

suben cual torrente desbordado.

Inundan la tierra y todo lo que contiene,

sus ciudades y sus habitantes.

¡Grita toda la gente!

¡Gimen todos los habitantes de la tierra!

Al oír el galope de sus corceles,

el estruendo de sus carros

y el estrépito de sus ruedas,

los padres abandonan a sus hijos

porque sus fuerzas desfallecen.

Ha llegado el día

de exterminar a todos los filisteos

y de destruir a Tiro y Sidón

y a todos los aliados que puedan ayudarlos.

El Señor exterminará a los filisteos

y al resto de las costas de Caftor.47:4 Caftor. Es decir, Creta.

Se rapan la cabeza los de Gaza;

se quedan mudos los de Ascalón.

Tú, remanente de la llanura,

¿hasta cuándo te harás incisiones?

»”¡Ay, espada del Señor!

¿Cuándo vas a descansar?

¡Vuélvete a la vaina!

¡Detente, quédate quieta!

¿Cómo va a descansar

si el Señor le ha dado órdenes

de atacar a Ascalón

y a la costa del mar?”».

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