Isaías 65:17-25, Isaías 66:1-24 NVI

Isaías 65:17-25

Un cielo nuevo y una tierra nueva

»Presten atención, que estoy por crear

un cielo nuevo y una tierra nueva.

No volverán a mencionarse las cosas pasadas

ni se traerán a la memoria.

Alégrense más bien y regocíjense por siempre,

por lo que estoy a punto de crear:

Estoy por crear una Jerusalén feliz,

un pueblo lleno de alegría.

Me regocijaré por Jerusalén

y me alegraré en mi pueblo;

no volverán a oírse en ella

voces de llanto ni gritos de clamor.

»Nunca más habrá en ella

niños que vivan pocos días

ni ancianos que no completen sus años.

El que muera a los cien años

será considerado joven;

pero el que no llegue65:20 el que no llegue. Alt. el pecador que llegue. a esa edad

será considerado maldito.

Construirán casas y las habitarán;

plantarán viñas y comerán de su fruto.

Ya no construirán casas para que otros las habiten

ni plantarán viñas para que otros coman.

Porque los días de mi pueblo

serán como los de un árbol;

mis escogidos disfrutarán

de las obras de sus manos.

No trabajarán en vano

ni tendrán hijos para la desgracia;

tanto ellos como su descendencia

serán simiente bendecida del Señor.

Antes que me llamen, yo les responderé;

todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado.

El lobo y el cordero pacerán juntos;

el león comerá paja como el buey

y la serpiente se alimentará de polvo.

En todo mi monte santo

no habrá quien haga daño ni destruya»,

dice el Señor.

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Isaías 66:1-24

Juicio y esperanza

Así dice el Señor:

«El cielo es mi trono,

y la tierra, el estrado de mis pies.

¿Qué casa me pueden construir?

¿Dónde estará el lugar de mi reposo?

Fue mi mano la que hizo todas estas cosas;

fue así como llegaron a existir»,

afirma el Señor.

«Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu,

a los que tiemblan ante mi palabra.

Pero los que sacrifican toros

son como los que matan hombres;

los que ofrecen corderos

son como los que desnucan perros;

los que presentan ofrendas de grano

son como los que ofrecen sangre de cerdo

y los que queman ofrendas de incienso

son como los que adoran ídolos.

Ellos han escogido sus propios caminos,

y se deleitan en sus abominaciones.

Pues yo también escogeré aflicciones para ellos

y enviaré sobre ellos lo que tanto temen.

Porque nadie respondió cuando llamé;

cuando hablé, nadie escuchó.

Más bien, hicieron lo que me ofende

y optaron por lo que no me agrada».

Escuchen la palabra del Señor,

ustedes que tiemblan ante su palabra:

«Así dicen sus hermanos que los odian

y los excluyen por causa de mi nombre:

“¡Que el Señor sea glorificado,

para que veamos la alegría de ustedes!”.

Pero ellos serán los avergonzados.

Una voz resuena desde la ciudad,

una voz surge del Templo:

Es la voz del Señor

que da a sus enemigos su merecido.

»Antes de estar con dolores de parto,

Jerusalén tuvo un hijo;

antes que le llegaran los dolores,

dio a luz un varón.

¿Quién ha oído cosa semejante?

¿Quién ha visto jamás cosa igual?

¿Puede una nación nacer en un solo día?

¿Se da a luz un pueblo en un momento?

Sin embargo, Sión dio a luz sus hijos

cuando apenas comenzaban sus dolores.

¿Podría yo abrir la matriz

y no provocar el parto?»,

dice el Señor.

«¿O cerraría yo el seno materno,

siendo que yo hago dar a luz?»,

dice tu Dios.

«Mas alégrense con Jerusalén y regocíjense por ella,

todos los que la aman;

salten con ella de alegría

todos los que por ella se conduelen.

Porque ustedes serán amamantados y saciados,

y hallarán consuelo en su seno;

beberán hasta saciarse

y se deleitarán en sus henchidos pechos».

Porque así dice el Señor:

«Hacia ella extenderé la paz como un torrente,

y la riqueza de las naciones como río desbordado.

Ustedes serán amamantados, llevados en sus brazos,

mecidos en sus rodillas.

Como madre que consuela a su hijo,

así yo los consolaré a ustedes;

en Jerusalén serán consolados».

Cuando ustedes vean esto, se regocijará su corazón,

y su cuerpo florecerá como la hierba.

El Señor dará a conocer su poder entre sus siervos

y su furor entre sus enemigos.

¡Ya viene el Señor con fuego!

¡Sus carros de combate son como un torbellino!

Descargará su enojo con furor,

y su reprensión con llamas de fuego.

Con fuego y con espada

juzgará el Señor a todo mortal.

¡Muchos morirán a manos del Señor!

«Juntos perecerán los que se consagran y se purifican para entrar en los jardines, siguiendo a uno que va al frente,66:17 al frente. Lit. en medio. y los que comen carne de cerdo, ratas y otras cosas abominables», afirma el Señor.

«Yo, por causa de sus acciones y sus pensamientos, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria.

»Les daré una señal y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Pul, Lud (famosa por sus arqueros), Tubal y Grecia, también a las costas lejanas que no han oído hablar de mi fama ni han visto mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria entre las naciones. Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al Señor; los traerán en caballos, en carros de combate y en literas, y en mulas y camellos», dice el Señor. «Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al Templo del Señor. Y de ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas», dice el Señor.

«Porque, así como perdurarán en mi presencia el cielo nuevo y la tierra nueva que yo haré, así también perdurarán el nombre y los descendientes de ustedes», afirma el Señor. «Sucederá que, de una luna nueva a otra y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí», dice el Señor. «Entonces saldrán y contemplarán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. Porque no morirá el gusano que los devora ni su fuego se apagará. ¡Repulsivos serán a toda la humanidad!».

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