2 Corintios 6:3-18
Dificultades de Pablo
Por nuestra parte, a nadie le damos un mal ejemplo. No queremos que critiquen nuestro trabajo y así encuentren motivos para dejar de creer. Más bien, en todo y con mucha paciencia, demostramos que somos servidores de Dios. Pues con paciencia soportamos los sufrimientos, las necesidades y las dificultades. Nos han golpeado y encerrado en la cárcel. Hemos sufrido alborotos, hemos hecho trabajos pesados y a veces no hemos dormido ni comido. También lo demostramos por nuestra buena conducta, nuestro conocimiento, nuestra paciencia y bondad. Además, el Espíritu Santo está en nosotros y nuestro amor es sincero. Con el poder que Dios nos da, anunciamos un mensaje verdadero. Cuando nos atacan, nos defendemos y contratacamos con la justicia. A veces nos tratan con respeto y otras veces nos ofenden. Algunos hablan bien de nosotros y otros hablan mal. Somos sinceros, pero nos dicen mentirosos. Somos bien conocidos, pero nos tratan como a desconocidos. Algunas veces nos dejan medio muertos, pero seguimos con vida; golpeados, pero no muertos. En ocasiones estamos como tristes, pero siempre estamos contentos. Somos pobres, pero a muchos les compartimos nuestra riqueza. No tenemos nada, pero a la vez lo tenemos todo.
Hermanos de Corinto, les hemos hablado con toda franqueza. Les hemos abierto de par en par nuestro corazón. Nunca les hemos negado nuestro afecto, pero ustedes sí nos niegan el suyo. Les hablo como si fueran mis hijos y les digo: ¡Abran también su corazón de par en par! Ámennos del mismo modo que nosotros a ustedes.
No se unan con los que no creen
No se unan con los que no creen en Cristo. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué amistad puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué amistad tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con uno que no cree en Cristo? ¿Cómo pueden los ídolos habitar en el templo de Dios? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho:
«Viviré con ellos
y caminaré entre ellos.
Yo seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo».
Por tanto, el Señor añade:
«¡Salgan de en medio de ellos
y apártense!
No toquen nada impuro,
y yo los recibiré.
Yo seré un Padre para ustedes,
y ustedes serán mis hijos y mis hijas
—dice el Señor Todopoderoso».
2 Corintios 7:1
Queridos hermanos en la fe, ya que Dios nos ha hecho estas promesas, limpiemos nuestro cuerpo y espíritu de todo mal. Respetemos a Dios, porque así llegaremos a ser completamente santos.