2 Crónicas 10:1-19, 2 Crónicas 11:1-23, 2 Crónicas 12:1-16 NVI

2 Crónicas 10:1-19

División del reino

10:1-111R 12:1-24

Roboán fue a Siquén porque todos los israelitas se habían reunido allí para proclamarlo rey. De esto se enteró Jeroboán, hijo de Nabat, así que volvió de Egipto, que es adonde había huido del rey Salomón. Cuando lo mandaron a buscar, él y todo Israel fueron a ver a Roboán y le dijeron:

—Su padre nos impuso un yugo pesado. Alívienos usted ahora el duro trabajo y el pesado yugo que él nos echó encima; así le serviremos a usted.

—Váyanse por ahora —respondió Roboán—, pero vuelvan a verme dentro de tres días.

Cuando el pueblo se fue, el rey Roboán consultó con los jefes que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio.

—¿Qué me aconsejan ustedes que responda a este pueblo? —preguntó.

Ellos respondieron:

—Si usted trata con bondad a este pueblo, es condescendiente con ellos y les responde con amabilidad, ellos le servirán para siempre.

Pero Roboán rechazó el consejo que le dieron los jefes, y consultó más bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.

—¿Ustedes qué me aconsejan? —preguntó—. ¿Cómo debo responderle a este pueblo que me dice: “Alívienos el yugo que su padre nos echó encima”?

Aquellos jóvenes, que se habían criado con él, contestaron:

—El pueblo le ha dicho a usted: “Su padre nos impuso un yugo pesado; hágalo usted más ligero”. Pues bien, respóndales de este modo: “Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre. Si él les impuso un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Y, si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!”.10:11 con una vara … con un látigo. Lit. con azotes … con escorpiones; también en v. 14.

Al tercer día, en la fecha que el rey Roboán había indicado, Jeroboán regresó con todo el pueblo para presentarse ante él. Pero el rey Roboán respondió con brusquedad: rechazó el consejo de los jefes y siguió más bien el de los jóvenes. Entonces dijo: «Si mi padre les impuso10:14 Si mi padre les impuso (mss. hebreos y versiones antiguas); Yo les impondré (TM). un yugo pesado, ¡yo les aumentaré la carga! Si él los castigaba a ustedes con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!».

Y, como el rey no escuchó al pueblo, las cosas tomaron este rumbo por voluntad de Dios. Así se cumplió la palabra que el Señor había comunicado a Jeroboán, hijo de Nabat, por medio de Ahías el silonita.

Cuando se dieron cuenta de que el rey10:16 Cuando … rey (mss. hebreos y versiones antiguas); Como el rey (TM). no iba a hacerles caso, todos los israelitas exclamaron a una:

«¡Pueblo de Israel, todos a sus casas!

¡Y tú, David, ocúpate de los tuyos!

¿Qué parte tenemos con David?

¿Qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?».

Así que todos los israelitas se fueron a su casa. Sin embargo, Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.

Más tarde, el rey Roboán envió a Adonirán10:18 Adonirán. Lit. Hadorán (variante de este nombre). para que supervisara el trabajo forzado, pero los israelitas lo mataron a pedradas. ¡A duras penas logró el rey subir a su carro y escapar a Jerusalén! Desde entonces Israel ha estado en rebelión contra la dinastía de David.

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2 Crónicas 11:1-23

Roboán llegó a Jerusalén y movilizó a las familias de Judá y de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros selectos en total, para hacer la guerra contra Israel y así recuperar el reino.

Pero la palabra del Señor vino a Semaías, hombre de Dios, y le dio este mensaje: «Diles a Roboán, hijo de Salomón y rey de Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y en Benjamín, que así dice el Señor: “No vayan a luchar contra sus hermanos. Regrese cada uno a su casa, porque es mi voluntad que esto haya sucedido”». Y ellos obedecieron las palabras del Señor y desistieron de marchar contra Jeroboán.

Roboán fortifica las ciudades de Judá

Roboán se estableció en Jerusalén y fortificó las siguientes ciudades de Judá: Belén, Etam, Tecoa, Betsur, Soco, Adulán, Gat, Maresá, Zif, Adorayin, Laquis, Azeca, Zora, Ayalón y Hebrón. Estas ciudades fueron fortificadas en Judá y en Benjamín. Roboán nombró gobernantes, reforzó las fortificaciones, almacenó en ellas víveres, aceite y vino, y las armó a todas con escudos y lanzas. Así fortificó completamente todas las ciudades y quedó en posesión de Judá y de Benjamín.

Los sacerdotes y los levitas apoyan a Roboán

De todas las regiones de Israel llegaron sacerdotes y levitas para unirse a Roboán. Los levitas abandonaron sus campos de pastoreo y demás posesiones para irse a Judá y a Jerusalén, ya que Jeroboán y sus hijos les habían impedido ejercer el sacerdocio del Señor. En su lugar, Jeroboán había nombrado sacerdotes para los altares paganos y para el culto a los machos cabríos y a los becerros que había mandado hacer. Tras los levitas se fue gente de todas las tribus de Israel que con todo el corazón buscaba al Señor, Dios de Israel. Llegaron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al Señor, Dios de sus antepasados. Así consolidaron el reino de Judá, y durante tres años apoyaron a Roboán, hijo de Salomón, y siguieron el buen ejemplo de David y Salomón.

Esposas e hijos de Roboán

Roboán se casó con Majalat, hija de Jerimot, el hijo de David y de Abijaíl, hija de Eliab y nieta de Isaí. Los hijos que ella le dio fueron Jeús, Semarías y Zaján. Después se casó con Macá, hija de Absalón. Los hijos que ella le dio fueron Abías, Atay, Ziza y Selomit. Roboán amó a Macá, hija de Absalón, más que a sus otras esposas y concubinas.11:21 Véase nota en Gn 22:24. En total, tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas. También fue padre de veintiocho hijos y de sesenta hijas.

Roboán puso como príncipe heredero entre sus hermanos a Abías, hijo de Macá, pues tenía la intención de hacerlo rey. Y actuó con astucia, pues a sus otros hijos les dio víveres en abundancia, les consiguió muchas esposas y los dispersó por todo el territorio de Judá y de Benjamín y por todas las ciudades fortificadas.

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2 Crónicas 12:1-16

Sisac invade Jerusalén

12:9-161R 14:21,25-31

Después de que Roboán consolidó su reino y se afirmó en el trono, él y todo Israel abandonaron la Ley del Señor y fueron infieles. Por eso Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén en el quinto año del reinado de Roboán. Con mil doscientos carros de combate, sesenta mil jinetes y una innumerable multitud de libios, suquíes y cusitas procedentes de Egipto, Sisac conquistó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

Entonces el profeta Semaías se presentó ante Roboán y los líderes de Judá que por miedo a Sisac se habían reunido en Jerusalén y les dijo:

—Así dice el Señor: “Como ustedes me abandonaron, ahora yo también los abandono, para que caigan en manos de Sisac”.

Los líderes israelitas y el rey confesaron con humildad:

—¡El Señor es justo!

Cuando el Señor vio que se habían humillado, habló nuevamente a Semaías y le dijo: «Puesto que han mostrado humildad, ya no voy a destruirlos; dentro de poco tiempo los libraré. No voy a permitir que Sisac ejecute mi castigo sobre Jerusalén, aunque sí dejaré que los someta a su dominio, para que aprendan la diferencia que hay entre servirme a mí y servir a los reyes de otros países».

Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén y se llevó los tesoros del Templo del Señor y del palacio real. Se lo llevó todo, aun los escudos de oro que Salomón había hecho. Para reemplazarlos, el rey Roboán mandó hacer escudos de bronce y los puso al cuidado de los comandantes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real. Siempre que el rey iba al Templo del Señor, los guardias lo acompañaban portando los escudos, pero luego los devolvían a la sala de los centinelas.

Por haberse humillado Roboán, y porque aún quedaba algo bueno en Judá, el Señor apartó su ira de él y no lo destruyó por completo; así que el rey Roboán afirmó su trono y continuó reinando en Jerusalén. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar. Reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad donde, de entre todas las tribus de Israel, el Señor había decidido poner su Nombre. La madre de Roboán era una amonita llamada Noamá. Pero Roboán actuó mal, porque no tuvo el firme propósito de buscar al Señor.

Los acontecimientos del reinado de Roboán, desde el primero hasta el último, incluyendo las constantes guerras que hubo entre Jeroboán y él, están escritos en las crónicas del profeta Semaías y del vidente Idó.

Cuando Roboán murió, fue sepultado en la Ciudad de David; su hijo Abías lo sucedió en el trono.

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