Marcos 14 – NVI & OL

Nueva Versión Internacional

Marcos 14:1-72

Una mujer unge a Jesús en Betania

14:1-11Mt 26:2-16

14:1-2,10-11Lc 22:1-6

1Faltaban solo dos días para la Pascua y para la fiesta de los Panes sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban con artimañas cómo arrestar a Jesús para matarlo. 2Por eso decían: «No durante la fiesta, no sea que se amotine el pueblo».

3En Betania, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Simón, el que había tenido una enfermedad en la piel, llegó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy costoso, hecho de nardo puro. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

4Algunos de los presentes comentaban indignados:

—¿Para qué este desperdicio de perfume? 5Podía haberse vendido por el salario de más de un año de trabajo14:5 el salario … trabajo. Lit. trescientos denarios. para dárselo a los pobres.

Y la reprendían con severidad.

6—Déjenla en paz —dijo Jesús—. ¿Por qué la molestan? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo. 7A los pobres siempre los tendrán con ustedes, y podrán ayudarlos cuando quieran; pero a mí no me van a tener siempre. 8Ella hizo lo que pudo. Ungió mi cuerpo de antemano, preparándolo para la sepultura. 9Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique el evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.

10Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús. 11Ellos se alegraron al oírlo y prometieron darle dinero. Así que él buscaba la ocasión propicia para entregarlo.

La Cena del Señor

14:12-26Mt 26:17-30; Lc 22:7-23

14:22-251Co 11:23-25

12El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, cuando se acostumbraba a sacrificar el cordero de la Pascua, los discípulos preguntaron a Jesús:

—¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas la Pascua?

13Él envió a dos de sus discípulos con este encargo: «Vayan a la ciudad y les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, 14y allí donde entre díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿dónde está mi sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”». 15Él les mostrará en la planta alta una sala amplia, amueblada y arreglada. Preparen allí nuestra cena.

16Los discípulos salieron, entraron en la ciudad y encontraron todo tal y como les había dicho Jesús. Así que prepararon la Pascua.

17Al anochecer, llegó Jesús con los doce. 18Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo:

—Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.

19Ellos se pusieron tristes y uno tras otro empezaron a preguntarle:

—¿Acaso seré yo?

20—Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato. 21El Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

22Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles:

—Tomen; esto es mi cuerpo.

23Después tomó una copa, dio gracias, se la pasó a ellos y todos bebieron de ella.

24—Esto es mi sangre del pacto14:24 del pacto. Var. del nuevo pacto (véase Lc 22:20). que es derramada por muchos —dijo—. 25Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.

26Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.

Jesús predice la negación de Pedro

14:27-31Mt 26:31-35

27—Todos ustedes me abandonarán —dijo Jesús—, porque está escrito:

»“Heriré al pastor

y se dispersarán las ovejas”.14:27 Zac 13:7.

28Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea.

29—Aunque todos te abandonen, yo no —declaró Pedro.

30—Te aseguro —le contestó Jesús— que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez,14:30 Var. no incluye: por segunda vez. me negarás tres veces.

31—Aunque tenga que morir contigo —insistió Pedro con vehemencia—, jamás te negaré.

Y los demás dijeron lo mismo.

Getsemaní

14:32-42Mt 26:36-46; Lc 22:40-46

32Fueron a un lugar llamado Getsemaní y Jesús dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro». 33Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir temor y angustia. 34«Es tal la angustia que me invade que me siento morir —dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos».

35Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora. 36Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo;14:36 No … amargo. Lit. Quita de mí esta copa. pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».

37Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora? 38Permanezcan despiertos y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».

39Una vez más se retiró e hizo la misma oración. 40Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle. 41Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. 42¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!».

Arresto de Jesús

14:43-50Mt 26:14-56; Lc 22:47-50; Jn 18:3-11

43Todavía estaba hablando Jesús cuando apareció Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley y los líderes religiosos.

44El traidor había dado esta contraseña: «Al que le dé un beso, ese es; arréstenlo y llévenselo bien asegurado». 45Tan pronto como llegó, Judas se acercó a Jesús y dijo:

—¡Rabí!

Y lo besó.

46Entonces los hombres prendieron a Jesús. 47Pero uno de los que estaban ahí desenfundó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja.

48—¿Acaso soy un bandido14:48 bandido. Alt. insurgente. —dijo Jesús—, para que vengan con espadas y palos a arrestarme? 49Todos los días estaba con ustedes, enseñando en el Templo, y no me arrestaron. Pero es preciso que se cumplan las Escrituras.

50Entonces todos lo abandonaron y huyeron. 51Cierto joven que se cubría con solo una sábana iba siguiendo a Jesús. Lo detuvieron, 52pero él soltó la sábana y escapó desnudo.

Jesús ante el Consejo

14:53-65Mt 26:57-68; Jn 18:12-13,19-24

14:61-63Lc 22:67-71

53Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote y se reunieron allí todos los jefes de los sacerdotes, los líderes religiosos y los maestros de la Ley. 54Pedro lo siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote. Allí se sentó con los guardias y se calentó junto al fuego.

55Los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban alguna prueba contra Jesús para poder condenarlo a muerte, pero no la encontraban. 56Muchos testificaban falsamente contra él, pero sus declaraciones no coincidían. 57Entonces unos decidieron dar este falso testimonio contra él:

58—Nosotros le oímos decir: “Destruiré este Templo hecho por hombres y en tres días construiré otro, no hecho por hombres”.

59Pero ni aun así concordaban sus declaraciones.

60Poniéndose en pie en el medio, el sumo sacerdote interrogó a Jesús:

—¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?

61Pero Jesús se quedó callado y no contestó nada.

—¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? —preguntó de nuevo el sumo sacerdote.

62—Sí, yo soy —dijo Jesús—. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo en las nubes del cielo.

63—¿Para qué necesitamos más testigos? —dijo el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—. 64¡Ustedes han oído la blasfemia! ¿Qué les parece?

Todos ellos lo condenaron como digno de muerte. 65Algunos comenzaron a escupirlo y, luego de vendarle sus ojos, le daban puñetazos.

—¡Profetiza! —gritaban.

Los guardias también lo abofeteaban.

Pedro niega a Jesús

14:66-72Mt 26:69-75; Lc 22:56-62; Jn 18:16-18,25-27

66Mientras Pedro estaba abajo en el patio, pasó una de las criadas del sumo sacerdote. 67Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él.

—Tú también estabas con ese Nazareno, con Jesús —le dijo ella.

68Pero él lo negó:

—No lo conozco. Ni siquiera sé de qué estás hablando.

Y salió a la entrada; en ese momento el gallo cantó.

69Cuando la criada lo vio allí, dijo de nuevo a los presentes:

—Este es uno de ellos.

70Él lo volvió a negar.

Poco después, los que estaban allí dijeron a Pedro:

—Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.

71Él comenzó a echarse maldiciones.

—¡No conozco a ese hombre del que hablan! —juró.

72Al instante, el gallo cantó por segunda vez. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces». Y se echó a llorar.

O Livro

Marcos 14:1-72

Jesus é ungido em Betânia

(Mt 26.2-16; Lc 7.37-38; 22.1-13; Jo 11.45-53; 12.1-8)

1Dois dias depois começava a festejar-se a Páscoa, celebração durante a qual não se comia pão que levasse fermento. Os principais sacerdotes e os especialistas na Lei não desistiam de procurar ocasião para prender Jesus secretamente e entregá-lo à morte. 2“Todavia, não o poderemos fazer durante a festa da Páscoa”, diziam, “para que não haja tumulto.”

3Entretanto, Jesus encontrava-se em Betânia em casa de Simão, o leproso. Durante a ceia, entrou uma mulher com um belo vaso de alabastro com um perfume muito caro feito de nardo puro, a qual, quebrando o selo, lhe derramou o perfume sobre a cabeça. 4Alguns dos que estavam à mesa ficaram zangados por aquilo a que chamavam um desperdício. 5“Mais valia tê-lo vendido por 300 moedas de prata14.5 Trezentos denários, o valor de um ano de salário. e dado o produto aos pobres!”, murmuravam, condenando-a com dureza.

6Mas Jesus respondeu: “Deixem-na em paz! Porque estão a causar-lhe problemas, se ela me fez uma boa ação? 7É que os pobres sempre os terão convosco, e quando o desejarem poderão fazer-lhes o bem. Mas a mim nem sempre me terão. 8Ela fez o que lhe foi possível e perfumou antecipadamente o meu corpo para a sepultura. 9É realmente como vos digo: onde quer que o evangelho seja pregado no mundo inteiro, este gesto será lembrado e elogiado.”

10Então Judas Iscariotes, um dos discípulos, foi ter com os principais sacerdotes, para combinar a melhor forma de lhes entregar Jesus. 11Quando esses sacerdotes souberam o motivo da sua vinda, ficaram alvoroçados e radiantes, e prometeram-lhe uma recompensa. Então começou a preparar o momento e o local certos para trair Jesus.

A ceia do Senhor

(Mt 26.17-29; Lc 22.7-23; Lc 22.17-23; 1 Co 11.23-25)

12No primeiro dia da celebração dos pães sem fermento, em que se matava o cordeiro da Páscoa, os seus discípulos perguntaram: “Onde queres que te vamos preparar a refeição da Páscoa?”

13Jesus mandou dois dos discípulos à cidade fazer os preparativos: “No caminho, passarão por um homem transportando um cântaro de água. Sigam-no. 14E na casa onde entrar digam ao dono: ‘O Mestre pergunta: “Onde fica a sala onde irei comer a refeição da Páscoa com os meus discípulos?” ’ 15Ele vos levará ao andar de cima, a uma sala grande, toda arranjada e preparada. É ali que devem preparar a nossa ceia.”

16Os discípulos partiram, entraram na cidade e, tendo encontrado tudo como Jesus tinha dito, prepararam a ceia da Páscoa.

17Ao anoitecer, Jesus chegou com os doze discípulos. 18Quando estavam sentados, a comer em volta da mesa, Jesus revelou-lhes: “É realmente como vos digo: um de vocês, um dos que está aqui a comer comigo, vai trair-me!”

19Eles começaram a ficar tristes e a perguntar-lhe um após outro: “Serei eu?”

20Ele respondeu: “É um dos doze, que está agora a molhar comigo o pão no prato. 21O Filho do Homem tem de morrer, tal como as Escrituras disseram há muito. Mas ai do homem que me vai trair! Mais valia nunca ter nascido!”

22Enquanto comiam, Jesus pegou no pão e, dando graças a Deus por ele, partiu-o e deu-o aos discípulos: “Tomem; este é o meu corpo.”

23E levantando um cálice de vinho, agradeceu a Deus por ele, distribuiu-o pelos discípulos e todos beberam dele. 24E disse-lhes:

“Isto é o meu sangue que sela a aliança e que é derramado em favor de muitos. 25É realmente como vos digo: não beberei outra vez vinho senão no dia em que o beber de novo no reino de Deus.” 26Depois de cantarem um hino, foram até ao monte das Oliveiras.

Jesus prediz a negação de Pedro

(Mt 26.30-35; Lc 22.31-34; Jo 13.37-38)

27Então Jesus disse-lhes: “Todos irão abandonar-me, porque as Escrituras dizem: ‘Ferirei o pastor e espalhar-se-ão as ovelhas.’14.27 Zc 13.7. 28Mas depois de eu ressuscitar, irei para a Galileia e lá me encontrarei convosco.”

29Pedro disse-lhe: “Façam os outros o que fizerem, nunca te abandonarei!”

30Mas Jesus disse: “A verdade é que esta mesma noite, antes que o galo cante pela segunda vez, negar-me-ás três vezes!”

31“Não!”, insistiu Pedro. “Nem que tenha de morrer contigo, nunca te negarei!” E todos garantiram o mesmo.

Getsemane

32Entretanto, chegaram ao lugar chamado Getsemane, onde disse aos discípulos: “Sentem-se aqui enquanto vou orar.”

33Levando consigo Pedro, Tiago e João, começou a encher-se de pavor e angústia. 34E disse-lhes: “A minha alma está cheia de uma tristeza mortal. Fiquem aqui e vigiem.”

35Indo um pouco mais adiante, prostrou-se na terra e orou para que, se fosse possível, não chegasse a terrível hora que o esperava: 36“Pai, a ti tudo é possível! Afasta de mim este cálice. Todavia, desejo a tua vontade e não a minha.”

37Voltando então para junto dos três discípulos, encontrou-os a dormir: “Simão! Adormeceste? Nem mesmo uma hora pudeste velar comigo? 38Vigiem e orem para não serem vencidos pela tentação, pois embora o espírito seja corajoso o corpo é fraco!”

39E retirou-se outra vez para orar, repetindo as suas súplicas. 40Voltou de novo para junto dos discípulos e encontrou-os outra vez a dormir, porque tinham os olhos pesados de sono. E não sabiam o que dizer.

41Na terceira vez que voltou a ir ter com eles, disse: “Ainda estão a dormir e a descansar? Basta! Chegou a hora! Vou ser entregue nas mãos dos pecadores! 42Levantem-se, vamos andando! Olhem, já aí vem aquele que me traiu!”

Jesus é traído e preso

(Mt 26.47-56; Lc 22.47-50; Jo 18.3-11)

43Naquele momento, enquanto assim falava, Judas, um dos doze, chegou com muito povo armado de espadas e paus, enviado pelos principais sacerdotes, pelos especialistas na Lei e pelos anciãos. 44Judas tinha-lhes dito que o entregaria com um sinal: “Saberão quem é quando o cumprimentar com um beijo. Então podem prendê-lo e levá-lo em segurança.”

45Judas chegou e aproximou-se logo de Jesus, exclamando: “Mestre!” E beijou-o. 46Então prenderam Jesus, segurando-o bem.

47Alguém, contudo, puxou de uma espada e, atacando o servo do sumo sacerdote, cortou-lhe a orelha.

48Jesus perguntou-lhes: “Sou algum assaltante perigoso para que venham assim prender-me armados desta maneira com espadas e paus para me levarem preso? 49Todos os dias estava convosco a ensinar no templo e não me prenderam. Mas estas coisas estão a acontecer para que se cumpra o que está escrito a meu respeito.”

50Naquela altura, todos o abandonaram e fugiram. 51Havia, contudo, um jovem que o seguia à distância, envolvido apenas num lençol. Quando a multidão tentou agarrá-lo, 52ele escapou, largando o lençol, e fugiu nu.

O tribunal judaico

(Mt 26.57-68; Lc 22.54-55, 63-71; Jo 18.12-13, 19-24)

53Jesus foi conduzido à residência do sumo sacerdote, onde todos os principais sacerdotes, outros líderes e os especialistas na Lei já se juntavam. 54Pedro seguia-o de longe e, entrando pelo portão da casa do sumo sacerdote, sentou-se junto a uma fogueira entre os criados para se esquentar.

55Os principais sacerdotes e todo o conselho dos anciãos reuniram-se ali e em vão tentavam encontrar alguma acusação contra Jesus que bastasse para o condenar à morte. 56Apresentaram-se voluntariamente muitas falsas testemunhas, mas contradiziam-se umas às outras. 57Por fim, levantaram-se uns homens que, mentindo, afirmaram: 58“Ouvimo-lo dizer: ‘Destruirei este templo erguido por mãos humanas e em três dias construirei outro, feito sem ser por mãos humanas.’ ” 59Mesmo assim, não conseguiam fazer acertar as declarações!

60Então o sumo sacerdote levantou-se diante do tribunal e perguntou a Jesus: “Recusas responder a esta acusação? Que tens a dizer em tua defesa?” 61Jesus nada disse, pelo que o sumo sacerdote lhe perguntou: “És o Cristo, o Filho do Deus bendito?”

62Jesus respondeu: “Sou e hão de ver o Filho do Homem sentado à direita de Deus Todo-Poderoso, voltando nas nuvens do céu.”

63Então o sumo sacerdote rasgou as suas vestes e disse: “Para que precisamos nós de outras testemunhas? 64Ouviram a sua blasfémia! Qual é a vossa sentença?” A uma voz, votaram pela sentença de morte.

65Então alguns começaram a cuspir nele e, vendando-lhe os olhos, davam-lhe socos na cara. “Profetiza-nos, quem foi que te bateu agora?”, zombavam. E até os guardas o agrediam a murro enquanto o levavam para fora.

Pedro nega Jesus

(Mt 26.69-75; Lc 22.54-62; Jo 18.15-18, 25-27)

66Entretanto, Pedro continuava lá em baixo no pátio. Uma das criadas do sumo sacerdote, 67reparando nele, enquanto se aquecia na fogueira, olhou-o e exclamou: “Tu estavas com Jesus, o nazareno.”

68Mas Pedro negou: “Não entendo o que queres dizer.” E saiu para o fundo do pátio. Nesse momento, um galo cantou.

69A criada reparou de novo nele ali em pé e começou a dizer: “Lá está ele, o discípulo de Jesus!” 70Pedro tornou a negar.

Um pouco depois, outros que se encontravam em volta da fogueira começaram a dizer a Pedro: “Tu és um deles, porque vens da Galileia.”

71Ele começou a praguejar e a jurar, dizendo: “Eu nem sequer conheço esse homem de que estão a falar.” 72E imediatamente um galo cantou pela segunda vez. De súbito, Pedro lembrou-se das palavras de Jesus: “Antes que o galo cante duas vezes, três vezes me negarás.” E não aguentando mais começou a chorar.