Proverbios 20:5-14
El propósito humano es como aguas profundas;
el que es inteligente lo descubrirá.
Son muchos los que proclaman su lealtad,
¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza?
Justo es quien lleva una vida sin tacha;
¡dichosos sus hijos después de él!
Cuando el rey se sienta en el tribunal,
con su sola mirada barre toda maldad.
¿Quién puede afirmar: «Tengo puro el corazón;
estoy limpio de pecado»?
Pesas falsas y medidas engañosas:
¡vaya pareja que el Señor detesta!
Por sus hechos el niño deja entrever
si su conducta será pura y recta.
Los oídos para oír y los ojos para ver:
¡El Señor los ha creado a los dos!
No te des al sueño o te quedarás pobre;
mantente despierto y tendrás pan de sobra.
«¡No sirve, no sirve!», dice el comprador,
pero luego va y se jacta de su compra.