Mateo 18:10-35 NVI

Mateo 18:10-35

Parábola de la oveja perdida

18:12-14Lc 15:4-7

»Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Porque les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial. 18:11 Algunos manuscritos agregan lo siguiente: El Hijo del hombre vino a salvar lo que se había perdido. Véase Lc 19:10.

»¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

El hermano que peca contra ti

»Si tu hermano peca contra ti,18:15 peca contra ti. Var. peca. ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que “todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos”.18:16 Dt 19:15. Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo18:17 incrédulo. Lit. un gentil. o un cobrador de impuestos.

»Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.

»Además les digo que, si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Parábola del siervo despiadado

Pedro se acercó a Jesús y preguntó:

—Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?

—No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete18:22 setenta veces siete. Alt. setenta y siete veces. El número siete simbolizaba la perfección. —contestó Jesús—.

»Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se presentó uno que le debía diez mil monedas de oro.18:24 diez mil monedas de oro. Lit. diez mil talentos. Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —rogó—, y se lo pagaré todo”. El señor se compadeció de su siervo, perdonó su deuda y lo dejó en libertad.

»Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata.18:28 monedas de plata. Lit. denarios. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, exigió. Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —rogó—, y te lo pagaré”. Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. Cuando los demás siervos vieron lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido. Entonces el señor mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! —le dijo—, te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?”. Y enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.

»Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano».

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