Salmo 71:9-18
No me rechaces cuando llegue a viejo;
no me abandones cuando me falten las fuerzas.
Porque mis enemigos murmuran contra mí;
los que me acechan se confabulan.
Y dicen: «¡Dios lo ha abandonado!
¡Persíganlo y aprésenlo,
pues no hay quien lo libere!».
Dios mío, no te alejes de mí;
Dios mío, ven pronto a socorrerme.
Que perezcan humillados mis acusadores;
que se cubran de deshonra y de vergüenza
los que buscan mi ruina.
Pero yo siempre tendré esperanza
y más y más te alabaré.
Todo el día proclamará mi boca
tu justicia y tu salvación,
aunque es algo que no alcanzo a descifrar.
Mi Señor y Dios, relataré tus obras poderosas
y haré memoria de tu justicia,
de tu justicia solamente.
Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud
y aún hoy anuncio todos tus prodigios.
Aun cuando sea yo anciano y peine canas,
no me abandones, oh Dios,
hasta que anuncie tu poder a la generación venidera,
y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido.