Génesis 21:1-34, Génesis 22:1-24, Génesis 23:1-20 NVI

Génesis 21:1-34

Nacimiento de Isaac

Tal como el Señor lo había dicho, actuó a favor de Sara y cumplió con la promesa que había hecho. Sara quedó embarazada y dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios. Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac.21:3 En hebreo, Isaac significa él se ríe. Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac.

Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo. ¿Quién hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez».

Expulsión de Agar e Ismael

El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar, la egipcia, había dado a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac.21:9 de su hijo Isaac (LXX); TM no incluye estas palabras. Por eso dijo a Abraham:

—¡Echa de aquí a esa esclava y a su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac.

Esto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. Pero Dios dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por tu esclava. Hazle caso a Sara, pues tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es descendiente tuyo».

Al día siguiente, Abraham se levantó de madrugada, tomó un pan y un recipiente de cuero para agua y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó al muchacho y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba.

Cuando se acabó el agua del recipiente, puso al muchacho debajo de un arbusto y fue a sentarse sola a distancia de un tiro de flecha,21:16 a distancia … de flecha. Es decir, a unos 100 m de distancia. pues pensaba: «No quiero ver morir al muchacho». En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar desconsoladamente.

Cuando Dios oyó al muchacho sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del muchacho ahí donde está. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación».

En ese momento, Dios abrió los ojos de Agar y ella vio un pozo de agua. Enseguida fue a llenar el recipiente de cuero y dio de beber al muchacho.

Dios acompañó al muchacho y este fue creciendo. Vivió en el desierto y se convirtió en un tirador de arco; habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec

En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, comandante de su ejército, dijo a Abraham:

—Dios está contigo en todo lo que haces. Júrame ahora, por Dios mismo, que no me tratarás a mí con falsedad, tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado.

—¡Lo juro! —respondió Abraham.

Luego Abraham se quejó ante Abimélec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. Pero Abimélec dijo:

—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho.

Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, se las dio a Abimélec y los dos hicieron un pacto. Pero Abraham apartó siete ovejitas del rebaño, por lo que Abimélec preguntó:

—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete ovejitas?

—Acepta estas siete ovejitas —contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo.

Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba,21:31 En hebreo, Berseba significa pozo de los siete, y pozo del juramento. porque allí los dos hicieron un juramento.

Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el comandante de su ejército, volvieron a la tierra de los filisteos. Abraham plantó un árbol de tamarisco en Berseba y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios Eterno. Y se quedó en la tierra de los filisteos durante mucho tiempo.

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Génesis 22:1-24

Dios prueba a Abraham

Pasado cierto tiempo, Dios puso a prueba a Abraham:

—¡Abraham!

—Aquí estoy —respondió.

Y Dios ordenó:

—Toma a tu hijo Isaac, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré.

Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno. También cortó leña para el holocausto y, junto con dos de sus criados y su hijo Isaac, se encaminó hacia el lugar que Dios había indicado. Al tercer día, Abraham alzó los ojos y a lo lejos vio el lugar. Entonces dijo a sus criados:

—Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante para adorar a Dios y luego regresaremos junto a ustedes.

Abraham tomó la leña del holocausto y la puso sobre los hombros de Isaac, su hijo. Él, por su parte, cargó con el fuego y el cuchillo. Y los dos siguieron caminando juntos. Isaac dijo a Abraham:

—¡Padre!

—Dime, hijo mío.

—Aquí tenemos el fuego y la leña —continuó Isaac—; pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?

—Del cordero, hijo mío, se encargará Dios —respondió Abraham.

Y siguieron caminando juntos.

Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo, pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

—¡Abraham! ¡Abraham!

—Aquí estoy —respondió.

—No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño —dijo el ángel—. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.

Abraham alzó la vista y en un matorral vio un carnero enredado por los cuernos. Fue entonces, tomó el carnero y lo ofreció como holocausto, en lugar de su hijo. A ese sitio Abraham le puso por nombre: «El Señor provee». Por eso hasta el día de hoy se dice: «En el monte del Señor será provisto lo necesario».

El ángel del Señor llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo y dijo:

—Como has hecho esto y no me has negado a tu único hijo, tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor—, te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia —como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tu descendencia conquistará las ciudades de sus enemigos. Puesto que me has obedecido, por medio de tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra.

Abraham regresó al lugar donde estaban sus criados y juntos partieron hacia Berseba, donde Abraham se quedó a vivir.

Los hijos de Najor

Pasado cierto tiempo, Abraham recibió la noticia de que también Milca había dado hijos a su hermano Najor.

Su hijo primogénito fue Uz; luego nacieron sus hermanos Buz y Quemuel. Este último fue el padre de Aram.

Después siguieron Quésed, Jazó, Pildás, Yidlaf y Betuel, que fue el padre de Rebeca.

Estos fueron los ocho hijos que Milca dio a Najor, hermano de Abraham.

Najor también tuvo hijos con Reumá, su concubina.22:24 concubina. Mujer considerada como esposa de segunda categoría en el sistema social de la época; sus derechos fueron reconocidos en la Ley de Moisés, véanse Éx 21:7-11; Dt 21:10-14.

Ellos fueron Tébaj, Gaján, Tajás y Macá.

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Génesis 23:1-20

Muerte de Sara

Sara vivió ciento veintisiete años y murió en Quiriat Arbá, es decir, en la ciudad de Hebrón, en la tierra de Canaán. Abraham hizo duelo y lloró por ella.

Luego se retiró de donde estaba la difunta y fue a proponer a los hititas lo siguiente:

—Entre ustedes yo soy un extranjero, un extraño; no obstante, quiero pedirles que me vendan un sepulcro para enterrar a mi difunta esposa.

Los hititas respondieron:

—Escúchenos, señor; usted es un jefe muy importante entre nosotros. Sepulte a su difunta esposa en el mejor de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros le negará su tumba para que pueda sepultar a su difunta esposa.

Abraham se levantó, se inclinó ante los hititas del lugar y les dijo:

—Si les parece bien que yo entierre aquí a mi difunta esposa, les ruego que intercedan ante Efrón hijo de Zojar para que me venda la cueva de Macpela, que está en los linderos de su campo. Díganle que me la venda en su justo precio y así tendré entre ustedes un sepulcro para mi familia.

Efrón el hitita, que estaba sentado allí entre su gente, respondió a Abraham en presencia de todos ellos y de los que pasaban por la puerta de su ciudad:

—No, señor mío, escúcheme bien: yo le regalo el campo y también la cueva que está en él. Los hijos de mi pueblo son testigos de que yo se los regalo. Entierre usted a su difunta esposa.

Una vez más, Abraham se inclinó ante la gente de ese lugar, y en presencia de los que allí estaban dijo a Efrón:

—Escúcheme, por favor. Yo insisto en pagarle el precio justo del campo. Acéptelo usted y así yo podré enterrar allí a mi difunta esposa.

Efrón contestó a Abraham:

—Señor mío, escúcheme. El campo vale cuatrocientos siclos23:15 Es decir, aprox. 5 kg. de plata. ¿Qué es eso entre nosotros? Vaya tranquilo y entierre a su difunta esposa.

Abraham se puso de acuerdo con Efrón y en presencia de los hititas le pagó lo convenido: cuatrocientos siclos de plata, de acuerdo con el peso corriente entre los comerciantes.

Así fue como el campo de Efrón, que estaba en Macpela, cerca de Mamré, pasó a ser propiedad de Abraham, junto con la cueva y todos los árboles que estaban dentro de los límites del campo. La transacción se hizo en presencia de los hititas y de los que pasaban por la puerta de su ciudad. Luego Abraham sepultó a su esposa Sara en la cueva del campo de Macpela que está cerca de Mamré, es decir, en Hebrón, en la tierra de Canaán. De esta manera, el campo y la cueva que estaba en él dejaron de ser de los hititas y pasaron a ser propiedad de Abraham para sepultura.

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