Deuteronomio 21:1-23, Deuteronomio 22:1-30 NVI

Deuteronomio 21:1-23

Un caso especial de homicidio

Si en algún campo de la tierra que el Señor tu Dios te da en posesión se halla un muerto y no se sabe quién pudo haberlo matado, tus jefes y tus jueces irán y medirán la distancia que haya entre el cuerpo y las ciudades vecinas. Entonces los jefes de la ciudad más cercana al muerto tomarán una ternera, a la cual nunca se le haya hecho trabajar ni se le haya puesto el yugo. La llevarán a algún valle donde no se haya arado ni plantado y donde haya un arroyo de aguas continuas; allí le romperán el cuello. Los sacerdotes levitas pasarán al frente para cumplir su tarea, porque el Señor tu Dios los eligió para pronunciar bendiciones en su nombre, y para ministrar y decidir en todos los casos de disputas y asaltos. Luego, todos los jefes del pueblo más cercano al muerto se lavarán las manos sobre la ternera desnucada y declararán: «No derramaron nuestras manos esta sangre ni vieron nuestros ojos lo ocurrido. Perdona, Señor, a tu pueblo Israel, al cual liberaste, y no lo culpes de la sangre de esa persona inocente». Así quitarás de en medio de ti la culpa de esa sangre inocente y habrás hecho lo recto a los ojos del Señor.

El matrimonio con prisioneras de guerra

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y el Señor tu Dios los entregue en tus manos y los hagas prisioneros, si ves entre las cautivas alguna mujer hermosa que te atraiga, podrás tomarla por esposa. La llevarás a tu casa y harás que se rape la cabeza, se corte las uñas y se deshaga de su ropa de cautiva. Después de que haya vivido en tu casa y guardado luto por su padre y su madre durante todo un mes, podrás unirte a ella y serán marido y mujer. Pero si no resulta de tu agrado, la dejarás ir adonde ella lo desee. No deberás venderla ni tratarla como esclava, puesto que la habrás deshonrado.

El derecho del primogénito

Tomemos el caso de un hombre que tiene dos esposas y que ama a una de ellas, pero no a la otra; ambas le dan hijos y el primogénito es el hijo de la mujer a quien no ama. Cuando tal hombre reparta la herencia entre sus hijos, no dará los derechos de primogenitura al hijo de la esposa a quien ama ni lo preferirá en perjuicio de su verdadero primogénito, es decir, el hijo de la esposa a quien no ama. Más bien, reconocerá al hijo de la esposa que no ama como primogénito y le dará una doble porción de sus posesiones. Ese hijo es el primer fruto de su vigor y a él pertenece el derecho de primogenitura.

Un hijo rebelde

Si un hombre tiene un hijo obstinado y rebelde, que no escucha a su padre ni a su madre, ni los obedece cuando lo disciplinan, su padre y su madre lo llevarán a la puerta de la ciudad y lo presentarán ante los jefes. Y dirán los padres a los jefes: «Este hijo nuestro es obstinado y rebelde, glotón y borracho. No nos obedece». Entonces todos los hombres de la ciudad lo apedrearán hasta matarlo. Así erradicarás el mal que haya en medio de ti. Y todos en Israel lo sabrán y tendrán temor.

Diversas leyes

Si alguien que comete un delito digno de muerte es condenado y colgado de un madero, no dejarás el cuerpo colgado durante la noche, sino que lo sepultarás ese mismo día. Porque cualquiera que es colgado de un árbol está bajo la maldición de Dios. No contaminarás la tierra que el Señor tu Dios te da como herencia.

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Deuteronomio 22:1-30

Si ves que un buey o una oveja de tu hermano se ha extraviado, no te hagas el desentendido, sino llévalo enseguida a su dueño. Si el dueño no es tu vecino o no lo conoces, lleva el animal a tu casa y cuídalo hasta que el dueño te lo reclame; entonces se lo devolverás. Lo mismo harás si encuentras un asno, un manto o cualquier otra cosa que se le haya perdido a tu hermano. No te portes con indiferencia.

Si en el camino encuentras caído un burro o un buey que pertenezca a tu hermano, no te hagas el desentendido: ayúdalo a levantarlo.

La mujer no se pondrá ropa de hombre ni el hombre se pondrá ropa de mujer, porque el Señor tu Dios detesta a cualquiera que hace tal cosa.

Si en el camino encuentras el nido de un ave en un árbol o en el suelo y a la madre echada sobre los polluelos o sobre los huevos, no te quedes con la madre y con la cría. Quédate con los polluelos, pero deja ir a la madre. Así te irá bien y gozarás de larga vida.

Cuando edifiques una casa nueva, construye una baranda alrededor de la azotea, no sea que alguien se caiga de allí y sobre tu familia recaiga la culpa de su muerte.

Cuando plantes en tu viña, no mezcles dos clases de semillas; si lo haces, tendrás que consagrar a Dios tanto el producto de lo plantado como el fruto total de la viña.

No ares con una yunta compuesta de un buey y un burro.

No te vistas con ropa de lana mezclada con hilo de lino.

Pon cuatro borlas en las puntas del manto con que te cubres.

Violación de las reglas matrimoniales

Si un hombre se casa y, después de haberse acostado con su esposa, la aborrece, la difama y la acusa alegando: «Me casé con esta mujer, pero al tener relaciones con ella descubrí que no era virgen»; entonces el padre y la madre de la joven irán a la puerta de la ciudad y entregarán a los jefes pruebas de que ella sí era virgen. El padre de la joven dirá a los jefes: «A este hombre le entregué mi hija en matrimonio, pero él la aborreció. Ahora la difama y alega haber descubierto que no era virgen. ¡Pero aquí está la prueba de que sí lo era!». Entonces sus padres exhibirán la sábana a la vista de los jefes del pueblo, y ellos tomarán preso al hombre y lo castigarán. Además, por haber difamado a una virgen israelita, le impondrán una multa de cien piezas de plata, que se entregarán al padre de la joven. Ella seguirá siendo su esposa y, mientras él viva, no podrá divorciarse de ella.

Pero si la acusación es verdadera y no se demuestra la virginidad de la joven, la llevarán a la puerta de la casa de su padre y allí los hombres de la ciudad la apedrearán hasta matarla. Esto le pasará por haber cometido una ofensa muy grande en Israel y por deshonrar con su mala conducta la casa de su padre. Así erradicarás el mal que haya en medio de ti.

Si un hombre es sorprendido durmiendo con la esposa de otro, los dos morirán, tanto el hombre que se acostó con ella como la mujer. Así erradicarás el mal que haya en medio de Israel.

Si en una ciudad un hombre se encuentra casualmente con una joven virgen ya comprometida para casarse y se acuesta con ella, llevarán a ambos a la puerta de la ciudad y los apedrearán hasta matarlos; a la joven, por no gritar pidiendo ayuda a los de la ciudad, y al hombre, por deshonrar a la prometida de su prójimo. Así erradicarás el mal que haya en medio de ti.

Pero si un hombre se encuentra en el campo con una joven comprometida para casarse y la viola, solo morirá el hombre que forzó a la joven a acostarse con él. A ella no le harás nada, pues ella no cometió ningún pecado que merezca la muerte. Este caso es como el de quien ataca y mata a su prójimo: el hombre encontró a la joven en el campo y, aunque ella hubiera gritado, no habría habido quien la rescatara.

Si un hombre se encuentra casualmente con una joven virgen que no esté comprometida para casarse, la obliga a acostarse con él y son sorprendidos, el hombre pagará al padre de la joven cincuenta piezas de plata y además se casará con la joven por haberla deshonrado. En toda su vida no podrá divorciarse de ella.

Ningún hombre podrá casarse con la esposa de su padre, ya que deshonra el lecho de su padre.

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